sábado, 28 de mayo de 2011

LA AUTONOMIA REVOLUCIONARIA DE CHARCAS






Paola Revilla Orías
La autora es historiadora boliviana que radica en Suiza
Ginebra, 25 de mayo de 2006
Los hechos que motivaron el levantamiento del 25 de mayo de 1809 en la ciudad de La Plata, Sede de la Real Audiencia de Charcas, han merecido a lo largo de los años la atención de varios estudiosos que abordaron desde diversas ópticas esta insurrección popular por demás significativa para la historia boliviana e hispanoamericana (1).

No obstante, es necesario considerar que la historiografía boliviana durante el siglo XIX, y gran parte del siglo XX, adoleció de cierta tendencia a la idealización de los hechos, presentando una sucesión de incidentes que conducían inexorablemente a la independencia. Así, la historia se llenó de héroes-precursores de un destino, alimentando discursos de tinte nacionalista sobre una época en la que ni siquiera se habían dibujado las fronteras de los actuales países hispanoamericanos, y mucho menos se había elaborado su imaginario nacional. Esta lógica suele mostrar a los Estados-nación como algo ya dado sin considerar la organización política colonial, por ende no abarca la historia en su real dimensión, y mucho menos los factores coyunturales de un fenómeno revolucionario que Gunnar Mendoza llamó "una experiencia colectiva americana"(2).

En efecto, teniendo en cuenta que la jurisdicción de la Real Audiencia de Charcas llegó a extenderse desde el Cuzco por el Norte, hasta Buenos Aires por el Sur (con Tucumán y Paraguay incluidos) y desde las Costas del Pacífico (con el desierto de Atacama, por el Oeste) hasta las del Atlántico (Estuario del Río Plata, y la frontera con el Brasil por el Este), es posible afirmar como Charles Arnade que: "[…]

En Sudamérica no hubo otro organismo que ejerciera tanto poder sobre tanta tierra […]"(3). Consecuentemente, La Plata, núcleo de la dinámica de movimientos políticos, económicos, sociales y culturales de la vida charqueña, influyó en los destinos de varios de los actuales países de América del Sur: Argentina, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú. Además, a fines de la Colonia, el conjunto charqueño era una zona geográficamente diferenciada, fluctuante entre dos fuerzas virreinales –Perú y Río de La Plata– con una posición estratégica para el comercio de la época, económicamente privilegiada, constituyendose así en un lugar apto para consolidar una entidad autónoma. Es más, su núcleo, La Plata, se había erigido desde muy temprano prácticamente en una pequeña Corte, ya que albergaba una estructura político-administrativa propia –la Real Audiencia–, eclesiástica –el Arzobispado– e intelectual –la Universidad–, cada una de muy alto rango y bien dispuesta para atender las necesidades del conjunto. Los Ministros de la Audiencia se habían mostrado particularmente conscientes de los intereses de su jurisdicción, pugnando por alcanzar mayores prerrogativas de autogestión(4).

Lo que refleja el desarrollo de cierta consciencia de pertenencia a un destino común.Por otro lado, a fines del siglo XVIII se percibe en Charcas un dinámico proceso de americanización de la composición de los órganos administrativos y de las milicias urbanas. En el plano comercial, a principios del siglo XIX España era ya incapaz de impedir que los charqueños con capital y medios de transporte comerciaran con el resto del mundo. Los frenos que intentaba imponer Cádiz sólo envilecían más las relaciones.

Los escritos del Fiscal de Charcas Victorián de Villava (1747-1802) (5) son prueba fehaciente del estado de descontento y de las ansias legítimas de vindicación de los americanos –tanto criollos y mestizos desahuciados en sus aspiraciones, como indios y negros explotados-, quienes abogaron legalmente durante años por la reforma de un Gobierno contra el que poco después se levantarían. El rechazo de la vieja Escolástica dentro de las aulas de la Universidad de San Francisco Xavier y en la Academia Carolina, en el siglo XVIII, refleja las ansias de rebelión a lo que se vivía como un sometimiento filosófico (6).

La necesidad erudita de abordar diferentes asuntos del saber desde nuevas perspectivas, motivó a muchos letrados en Chuquisaca a transgredir los límites de la censura de la época. La existencia y circulación de libros con doctrinas vedadas de la Ilustración en La Plata a fines de la Colonia nos da una idea de la savia que nutrió a la minoría intelectual de la ciudad donde se elaboró la pedagogía revolucionaria de Charcas (7).

No obstante, hay que aclarar que las armas legales de las que se valieron los doctores charqueños para justificar la resistencia al mal gobierno, las encontraron en la misma tradición filosófico-política –Santo Tomás de Aquino, Francisco Suárez- estudiada en San Francisco Xavier. El contenido de los pasquines anónimos que circulaban en la época es otra muestra del sentir del momento. A diferencia del discurso oficial, los papeles anónimos defendían sin tapujos el derecho al autogobierno, y en muchos casos llamaron directamente a tomar las armas en pos de la emancipación continental (8).

Las mismas tertulias entre amigos en La Plata se habían convertido en verdaderas reuniones de compañeros de filosofía, en las que se criticaban los vicios del mal gobierno, y donde con el tiempo se empezaron a tramar verdaderas conspiraciones contra algunas autoridades(9).
Los últimos sucesos en España significaron la coyuntura propicia para consolidar a nombre de Fernando VII el cautivo, anhelos largamente meditados de un gobierno propio. Los mismos revolucionarios vieron en esta salida fidelista una buena forma de evitar el desmoronamiento violento de sus planes mientras ampliaban sus redes en el resto del Continente. Hay que puntualizar que las providencias tomadas por la Audiencia Gobernadora durante los siete meses de su gestión en La Plata tuvieron un marcado carácter autonomista, ya que sus autoridades se alzaron incluso ante el Virrey, pretendiendo gobernar sólo ante Dios y el Monarca. Debemos pues tener presente que el pronunciamiento por la autogestión no implicaba necesariamente en un primer momento la separación de la Metrópoli, sino para una reducida minoría revolucionaria. Es decir que no se puede hablar de una ruptura drástica en el paso de la Colonia a la Independencia en Charcas, sino más bien de un proceso de transición progresiva con varios puntos de continuidad. De cualquier forma, no cabe duda de que el movimiento autonomista pre-emancipatorio iniciado en la Audiencia de Charcas era un síntoma claro de que el orden colonial había llegado a su fin, y de que dicho territorio quería "pertenecerse exclusivamente a sí mismo". Poco a poco se habían ido consolidando las posibilidades materiales y espirituales que cuajaron en la revolución de 1809, cuyo primer grito ha dado mucho de que hablar, aunque lo más interesante es sin duda identificar –más allá de los nocivos regionalismos– la voz o voces de las que emanó, y el alcance de su eco. En efecto, la visión de una América libre y sin fronteras llevó a varios revolucionarios de Charcas (chuquisaqueños, paceños, cochabambinos, etc.) gestores de la lucha por la emancipación, a trasladarse de un lugar a otro del Continente, donde tenían establecidos sus contactos (10), para propagar aquella visión premonitoria. El pronunciamiento por el derecho al autogobierno en La Plata fue en ese sentido una hábil salida política reformista y revolucionaria, cuyo ejemplo y principales actores sentaron en mayo de 1809 las bases legales de la emancipación americana.

Notas de referencia
(1) Pensemos por ejemplo en los trabajos de Gabriel René Moreno y de Valentín Abecia Baldivieso. Entre los aportes actuales más sobresalientes encontramos los de Estanislao Just Lléo y José Luis Roca.
(2)Cfr. GUNNAR MENDOZA, en: Revista de la Universidad de San Francisco Xavier, t. XX, nrs. 47-48, años 1956-1957, Ed. Imprenta Universitaria, Sucre, pp. 14-15.
(3) Cfr. ARNADE W. Charles, La Dramática insurgencia de Bolivia, Ed. Juventud, 5ta ed., La Paz, 1999, p.13.
(4)Cfr. "Informe de la Audiencia de Charcas a S. M, de 19 de octubre de 1809", trans. AHN: leg. 21 271, f. 13, en: ABNB: AGML, f. 76c. Aquí el Fiscal Miguel López Andreu -durante el Gobierno de la Audiencia sublevada el 25 de mayo-, expone una serie de razones para el desmembramiento de Charcas de la cabeza del Virreinato, subrayando los rasgos particulares de su territorio y las facultades de autogobierno.
(5)Cfr. "Proyecto político de reforma del Gobierno de España" (1797), "Discurso sobre la Mita en Potosí" (1793).
(6)Cfr. "Diálogo entre Don José de Alcalá, y el Procurador Patricio Malavia, etc.", en: ABNB: Mss GRM 19.
(7)El ABNB guarda algunos inventarios de aquellas bibliotecas, en los que figura la obra de Locke, Bossuet, Grocio, Pufendorf, Montesquieu, Calvino, Mariana y Suárez entre otros. Hace poco encontré en Sucre un ejemplar del s. XVI del Nuevo Testamento traducido por Erasmo de Rotterdam con tachaduras de la Inquisición.
(8)Uno de los más conocidos es el "Diálogo entre Atahuallpa y Fernando VII".
(9)Ver por ejemplo la "Representación de Dn Manuel Antonio Tardío ante el Virrey en agosto de 1809", en: ABNB: Mss GRM 164.
(10)Buena parte de los revolucionarios de la época se movía entre Charcas y las Provincias del Río de La Plata. Existió también comunicación fluida por aquellos años entre el charqueño Juan Larrea Rodríguez Quiroga, líder del movimiento juntista de Quito y los hermanos Zudáñez y Lanza. Las conexiones entre movimientos esperan nuevas y útiles investigaciones.


JUANA AZURDUY



RENDIMOS NUESTRO HOMENAJE A UNA GRAN CHUQUISAQUEÑA
En este 25 Mayo quiero resaltar esta historia para leer y comprender que significa la fechas que conmemoramos, y esta es una de ellas, la historia de una Heroína de la Independencia Sudamericana, la Guerrillera de America, la chuquisaqueña

Juana Azurdui


Por Mara Espasande (*)
¿Cuántas mujeres políticas podemos nombrar?, ¿Cuántas filósofas, historiadoras, militares, poetas, escritoras? Hasta el más erudito podría descubrir que sólo encuentra un pequeño puñado de nombres…
La historia mundial, latinoamericana y argentina es una historia de hombres hecha por hombres. Una hipótesis para explicar esta situación podría sostener que en el marco de una sociedad patriarcal, la mujer quedó relegada al ámbito privado. Sin embargo, indagando en nuestro pasado descubriremos que esto no fue así. Si bien la estructura social condiciona el papel público de las mujeres, fueron muchas las que se animaron a quebrar esa barrera y protagonizar acontecimientos fundamentales para la historia de nuestra patria.
Cuando estas mujeres -además de tener la osadía de desafiar esta estructura social- se comprometieron con las luchas por la liberación de nuestros pueblos, sufrieron un doble silenciamiento: por su género, pero también por su pelea contra la clase dominante y las estructuras de opresión. “Malditas” al decir de don Arturo Jauretche, que “habiendo protagonizado hechos importantes o habiendo realizado obras valiosas, en ambos casos antagónicos al sistema predominante, han sido hundidos (diríamos hundidas en este caso) en el silencio y el olvido, para que las mayorías populares de hoy no puedan adquirir sus ideas o sus trayectorias para enriquecerse en la continuidad de la misma lucha”(1).No se trata entonces de hacer una historia paralela, ni caer en reduccionismos simplistas, ni ensalzar sus figuras individuales y vidas ejemplares que sin duda llevaron a cabo. Nos proponemos desde una óptica de la sociedad en su conjunto, hacer justicia con esa “mitad invisible de la historia” (2) que junto a muchos hombres lucharon por la construcción de la patria grande. La independencia se presenta en la historiografía liberal como la “gesta de los grandes hombres”. Hombres políticos, militares, escritores, intelectuales. Bien podría cuestionarse ¿no aparecen las mujeres en el relato de Mitre, cociendo las banderas, haciendo los trajes militares, donando sus joyas para el engrandecimiento del Ejército de los Andes? Es verdad, las mujeres aparecen instaladas en un lugar complementario, servicial a las demandas del momento, “colaboradoras necesarias”, pero no protagonistas y siempre actuando dentro del ámbito privado.
Juana Azurduy fue una de esas mujeres, que se convirtió en líder montonera en la guerra contra los realistas en el Alto Perú, siendo ésta una de las batallas más difíciles y sangrientas de la gesta de la independencia americana.
Oriunda de Chuquisaca nace en el seno de una familia con una buena posición económica. Ya a los 16 años en el Convento de Santa Teresa donde estudiaba, organiza reuniones clandestinas donde siguen apasionadamente la sublevación de Túpac Amarú. Expulsada de esta casa de estudios, se casa con Manuel Padilla con quien tiene 4 hijos. El matrimonio apoya los levantamientos de Chuquisaca y La Paz de 1809. Una vez desatada la guerra en 1810 Manuel organiza la resistencia contra los realistas en el Alto Perú. En ese momento Juana junto a otras mujeres dejan su hogar para sumarse al ejército. Por su conocimiento del quechua y aymará convoca a los indios a incorporarse a la guerra, “seguir a Juana es seguir a la tierra” comentarán respondiendo a su llamado. Luego de las derrotas patriotas de Vilcapugio y Ayohuma nacerá la “Guerra de republiquetas” en las cuales Juana realiza un pacto con el Cacique Juan Huallparrimachi que forma el cuerpo de “Los Húsares”. En el transcurso de la guerra mueren sus cuatro hijos y ella queda embarazada. Resulta casi increíble imaginar a Juana pariendo en medio del territorio de guerra, dando a luz y con su niña en brazos luchar contra un grupo de realistas que la había encontrado, para llegar a un poblado indígena donde poner al resguardo a la recién nacida y continuar la batalla. El cargo de “Teniente Coronel” otorgado por Manuel Belgrano y la visita del Libertador Simón Bolívar, son los únicos reconocimientos que Juana recibe. Al finalizar las guerras de la independencia entrará en el olvido y exclusión muriendo en la pobreza extrema en 1862. Juana constituye un ejemplo por su compromiso con la realidad política de su época hasta las últimas consecuencias. Por la postergación de los intereses personales en pos de la construcción social. Esta es una de las tantas mujeres silenciadas de América Latina al igual que Macacha Güemes, Martina Céspedes, la haitiana Marie-Jeanne, Paula Jaraquemeda en Chile, Francisca Javiera Carreda, Josefa Camejo en Venezuela o Manuelita Sáenz en Ecuador. Junto a ellas hubo mujeres indígenas, mestizas y criollas que quizás sea nuestra tarea integrarlas a nuestra memoria colectiva. Historias que sin duda, nos interpelan como mujeres, argentinas y latinoamericanas, ¿cuáles son las luchas presentes?, ¿dónde la patria necesita nuestro compromiso y esfuerzo? Estamos convencidas de la riqueza y la fuerza que tenemos para aportar en la construcción de esa patria grande que no pudo ser alcanzada en el siglo XIX. El siglo XXI recién comienza y su historia está por escribirse.
(1) Galasso, Norberto (Compilador). Los Malditos. Hombres y mujeres excluidos de la historia oficial de los argentinos. Buenos Aires, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2005 Volumen I, Pág. 20.
(2) Vitale, Luis. La mitad invisible de la historia. El protagonismo social de la mujer latinoamericana, Buenos Aires, Editorial Sudamericana-Planeta, 1987.
(*) Profesora en Historia. Autora de Los Malditos, tomos I, II, III y IV



Hay una cancion para escuchar, en este caso cantada por Mercedes Sosa
http://youtu.be/SERg8GKCNeA




Juana Azurduy
(Letra: Féliz Luna - Música: Ariel Ramírez) Juana Azurduy,
flor del Alto Perú:
no hay otro capitán
más valiente que tú. Oigo tu voz
más allá de Jujuy
y tu galope audaz,
Doña Juana Azurduy. Me enamora la patria en agraz,
desvelada, recorro su faz;
el español no pasará
con mujeres tendrá que pelear. Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú. Estribillo Truena el cañón,
préstame tu fusil
que la revolución
viene oliendo a jazmín. Tierra del sol
en el Alto Perú,
el eco nombra aún
a Tupac Amaru. Tierra en armas que se hace mujer,
amazona de la libertad.
Quiero formar
en tu escuadrón
y al clarín de tu voz atacar

SER CHUQUISAQUEÑO

Ser chuquisaqueño es cantar la cueca “Flor de Chuquisaca” mientras admiras los lilas tarkos del Parque Bolívar y los alrededores de las avenidas de Sucre, degustar un chorizo en las Siete Lunares con un ajicito padillense, comer los quesos frescos de Azurduy, tomar los vinos de Camargo, y guitarrear, y serenatear hasta el amanecer, hasta quedarte dormido bajo el regazo del Sica-Sica y el Churuquella.

Ser servicial con el gringo que te pregunta dónde queda el Che Ratón, porque le han contado de sus picantes mixtos; y eso que no se ha enterado aún de la sullka del Vergelito. Si viajaras tierras adentro, te atenderían de película con un churrasco a lo chaqueño en Monteagudo y Muyupampa.

Ser chuquisaqueño es pasear por el Inisterio en busca de su agua para la inteligencia y, si no la encuentras, hasta que aparezca, tomarte una chicha empulada de doña Panchita.

Desfilar en la fiesta patria de punta en blanco por la Plaza 25 de Mayo y después enfilar para el Patio, donde esperan las empanadas con refrescos. Más tarde llegará el mondongo y, de fondo, el ritmo cadencioso de don Román Romero o del piano inolvidable de don Fidelito Torricos.

Soñar despierto con la chispa de Luis Ríos Quiroga, escuchar los sabios consejos de Gastón Solares o del doctor Gabriel Peláez, dejarse llevar por la voz de Jorge Poppe en Horizontes o la solitaria quena de Joaquín Loayza.

Cómo no recordar los eternos sones de William Ernesto Centellas, que llegaban de la mano de Gregorio Donoso desde la radio La Plata, el pensamiento de Hugo Poppe Entrambasaguas, de don Gunnar Mendoza y de Joaquín Gantier, eterno custodio de la Casa de la Libertad. Y cómo no seguir esperando la vuelta de Gonzalo Gantier a las aulas universitarias, y de Eber Baptista a los micrófonos para que nos devuelva al entrañable Jorge Revilla Aldana.

Ser chuquisaqueño es ser fuerte como el cemento, añejo como un dinosaurio. Ser paciente como un roble, mientras esperas y esperas la materialización del nuevo aeropuerto.

Ser loco orgulloso de tu equipo liguero, del charango de Villa Serrano, el más grande del mundo; de la reina chuquisaqueña, la más hermosa de Bolivia.

Ser joven de espíritu y bolichear por la Nicolás Ortiz o la Avenida de las Américas, calentando motores que al día siguiente se agita la bandera a cuadros en el Circuito Oscar Crespo.

Pero nada como la roja y blanca, tu bandera. Nada como gritar capitalía no porque te obligan, sino porque el sentimiento regional te lo reclama. Nada como bailar con la fe puesta en la Virgencita o como escuchar a la voz inconfundible de Matilde Casazola en su recital poético  para, más tarde, celebrar todos juntos —locura de remate— cantando “Padillita de mi vida” hasta bien entrada la mañana.

En un día como hoy, cuando los sucrenses recordamos el primer grito de libertad, surgen un millón de recuerdos, de historias. Y las costumbres, pero más las tradiciones, afloran. Porque aquí florecen rojos claveles y se cultivan los sueños de Manuel Ascencio Padilla; aquí cabalga todavía la Juana con sus valentías; aquí susurra Jaime de Zudáñez la injusticia de que le persigan de manera implacable por no haber besado nunca la adulación. Aquí mismo, donde se producen los famosos chocolates Taboada y Para Ti; donde la cueca es conquistadora y el bailecito, atrevido.

La capital, como el resto del país, atraviesa por un momento de cambios. Aquí se ha fundado la República y aquí se ha levantado el templo de la independencia: La Casa de la Libertad; símbolo de la bolivianidad.

Hoy, más que nunca, los sucrenses debemos aferrarnos a nuestras raíces para proyectar nuestra identidad de hombres y mujeres con don de integración a todo el territorio nacional y así consolidar juntos, en paz, la unidad de Bolivia.

viernes, 27 de mayo de 2011

LEVANTAMIENTO DE CHUQUISACA 1809

La campana de San Francisco, rompió el silencio y llamó a conquistar la Libertad, el mensaje fue escuchado por los pueblos latinoamericanos que siguieron el ejemplo de Chuquisaca



Emilio A. Bidondo (*)
Ahora sí veamos lo ocurrido en ese año de 1809 en otra de las regiones componentes del virreinato del Río de la Plata.

A comienzos de ese año, el claustro de la Universidad de San Francisco Javier -más conocida como: de "Charcas"- se conmovía por una seria incidencia. Se le había pedido que emitiera juicio sobre las aspiraciones -diríamos mejor planteos- de la Infanta Carlota Joaquina, ahora en la corte portuguesa trasladada al Brasil, que pretendía asumir, como hermana de Fernando VII, los poderes del reino español envuelto en un conflicto con el emperador de los franceses.

La universidad informó que el escrito de la Infanta le parecía subversivo y su dictamen pasó a manos del virrey en Buenos Aires, quien como respuesta ordenó que la corporación destruyera los documentos relacionados con esta consulta, cosa que efectuó el Presidente de la Real Audiencia de Charcas, don Ramón García de León y Pizarro.
El hecho sirvió de detonante, y la reacción contra tal proceder se produjo de inmediato, pues el claustro y e' pueblo de Chuquisaca se pronunciaron por el alzamiento contra la autoridad. En apoyo de tal idea Bernardo Monteagudo hizo circular una sátira contra el régimen español, a la que tituló: "Diálogo de Atahualpa y Fernando VII".

Bueno es advertir que este Monteagudo, quien al decir de Echagüe, "durante sus años de universidad había estudiado mucha teología y mucha escolástica, pero preferentemente mucha filosofía revolucionaria", se convertiría en uno de los líderes del alzamiento contra el presidente Pizarro.

Recordamos que, en Chuquisaca, por esos días, se producían otras disputas: la del nombrado Pizarro y el arzobispo Moxo, quien instigado por el representante de la Junta de Sevilla, brigadier José Manuel de Goyeneche por un lado y por el otro por la misma Audiencia, los Cabildos secular y eclesiástico y el pueblo se enfrentó con Pizarro; tal situación, unida a lo anteriormente relatado proporcionaron el justo pretexto para iniciar el pronunciamiento, bien manejado por los doctores y la juventud estudiosa erigidos en ideólogos del mismo.

Entre los líderes de la asonada, además del mencionado Monteagudo, participaron en ella, Paredes, Lemoine, Fernández, Mercado Alzérraca, Pulido, los hermanos Zudáñez y otros togados y estudiantes.

El 25 de Mayo de 1809, vista la situación imperante, el presidente Pizarro consideró que, con algunas medidas, podría detener el alboroto que se notaba en los claustros, la Audiencia y ya también en las calles de la ciudad; por de pronto dispuso el arresto de todos los miembros de la Audiencia, quienes se ocultaron y la orden de prisión sólo se pudo hacer efectiva en la persona del doctor Jaime Zudáñez.

A todo esto los alzados habían reunido una apreciable cantidad de pobladores que esperaban el resultado de las negociaciones que el arzobispo -a pedido de los oidores Ramírez de Loredo y Vázques de Ballesteros- realizaba ante el presidente Pizarro, para que éste pusiera en libertad al doctor Zudáñez.

Como la gestión demoraba, penetró en el palacio una delegación compuesta por el teniente coronel Juan Antonio Alvarez de Arenales, el alcalde provincial Paredes y el Padre Polanco, quienes manifestaron a Pizarro y al arzobispo que, para mantener el orden ya bastante alterado y darles satisfacciones por las medidas que había tomado el primero de los nombrados, éste debía ordenar que se replegara la artillería mandada a ocupar posición, y que todas las piezas se pusieran a buen recaudo en el edificio del Ayuntamiento.

Pizarro, que en el interín había llamado en su ayuda al Gobernador Intendente de Potosí Francisco de Paula Sanz, consideró que la situación se le iba de las manos al no poder dominar el tumulto y, como no tenía noticias de Sanz, cedió a las exigencias de los complotados; mas al verificarse lo allí pactado, los oficiales leales se negaron a entregar las armas, y la guardia que acompañaba a Pizarro abrió el fuego sobre la multitud.

Este atentado produjo algunas víctimas y el furor popular se hizo inmanejable. En minutos los complotados se apoderaron de las piezas de artillería y las emplazaron en las esquinas aledañas al palacio presidencial, en tanto que otros revoltosos se hicieron con la pólvora y munición guardada por las autoridades. El fuego entablado por ambas partes, sólo cesó al saberse que Pizarro, accediendo a las reiteradas instancias de la Audiencia y el Cabildo secular, consentía en dimitir. La renuncia se hizo efectiva ya entrada la noche, siendo aceptada de inmediato, y la Audiencia asumió el mando político y militar.

Nombró urgentemente comandante general y gobernador de armas de la provincia de Charcas a Alvarez de Arenales, y éste se apresuró a restablecer el orden público muy alterado por los disturbios- y a preparar la defensa de la ciudad, amenazada por la actitud del gobernador de Potosí.

Además Arenales procedió a reorganizar las milicias de Chuquisaca y Yamparaez; "formó nueve compañías de infantería denominadas por el oficio que practicaban los individuos que las componían y para cuyo comando eligió sujetos prestigiosos y conocidamente adictos a la causa de la independencia, distribuidos así: la compañía de infantería comandada por D. Joaquín Lemoyne, 2a. de académicos por el Doctor D. Manuel Zudáñez, 3a. de plateros por D. Juan Manuel Lemoyne, 4a. de tejedores por el capitán Pedro Carbajal, 5a. de Sastres por D. Toribio Salinas, 6a. de sombrereros por D. Manuel de Entre ambas aguas, 7a. de zapateros por D. Miguel Monteagudo, 8a. de pintores por D. Diego Ruiz, y 9a. de varios gremios por D. Manuel Corcuera.

"Los contingentes de los Partidos de Cinti, La Laguna y frontera de Tomina, suministraron excelentes soldados para tres partidas de caballería ligera y un cuerpo de artillería; los tres primeros fueron puestos bajo las órdenes de D. Manuel de Sotomayor, de D. Mariano Guzmán y de D. Nicolás de Larrazabal respectivamente, haciéndose cargo del último el doctor D. Jaime Zudáñez; otro batallón de pardos y morenos fue organizado independientemente."

Organizadas las tropas, Arenales procedió a reforzar las defensas de Chuquisaca y a reunir las armas existentes en la ciudad, en Oruro y otras poblaciones vecinas.

Advertimos que éste levantamiento, pese a ser gestado por los hombres de toga y los estudiantes, pronto contó en su ejecución con decidido apoyo popular, lo que está probado por la presencia activa del pueblo obligando a renunciar a Pizarro, su intervención en el nombramiento de Arenales y, en fin, por la prontitud con que acudieron a formar los cuerpos de milicias que, en el término de dos días alcanzaron a sumar casi un millar de hombres.

Es de advertir que, los iniciadores del alzamiento en la "ciudad de los cuatro nombres" como denominara Gabriel René-Moreno a Chuquisaca, no se conformaron con el éxito local obtenido, "alentados por las halagadoras noticias que desde Buenos Aires, La Paz, Cochabamba, Cuzco y otras ciudades importantes les transmiten sus agentes, sobre la marcha del movimiento y de las que tomaban conocimiento en Juntas Secretas, resolvieron enviar emisarios a las Intendencias limítrofes; al Doctor D. Bernardo Monteagudo se le confió la misión de predisponer los ánimos de los habitantes de Potosí, y de propagar la semilla revolucionaria en La Paz se encargó con éxito el doctor Mariano Michel y Mercado. Además Alzérraca y Pulido fueron enviados a Cochabamba y Mariano Moreno viajó con el mismo objeto a Buenos Aires.

Como puede inferirse de los párrafos transcriptos, los sublevados eran conscientes de que, uno de los peligros más grandes que corrían, fincaba en el posible aislamiento a que se veían sometidos en cuanto las autoridades alto peruanas reaccionaran, de ahí su premura por difundir sus ideas y buscar nuevas adhesiones. En este sentido procedían con habilidad.

El alzamiento prosiguió con sus actividades sin encontrar oposición, hasta que el gobernador .de Potosí, Francisco de Paula Sanz, designado por el virrey del Río de la Plata para reponer en su cargo al presidente Pizarro, avanzó con sus tropas al tiempo que ordenaba a los caciques adictos: Martín Herrera y Chairiri que lo auxiliasen con armas, víveres y sobre todo con hombres.

Por su parte Arenales siguió organizando la defensa. En ella colaboró uno de los futuros más notables caudillos altoperuanos, don Manuel Asencio Padilla, alcalde pedáneo de la doctrina de Moromoro, quien con las tropas que pudo reunir en las regiones de Tomina y Chayanta, atacó al cacique Chairiri -destacado por su crueldad y lo tomó prisionero; los indios partidarios de la revolución lo degollaron y clavaron su cabeza en una pica.

A Sanz pronto se le unió el general Vicente Nieto nombrado por el virrey de Buenos Aires para suceder a Pizarro en la Audiencia de Charcas- y ambos avanzaron sobre la sublevada Chuquisaca, donde entraron tardíamente y no sin vencer alguna resistencia, el 24 de diciembre de 1809.

Nieto inició una actuación sumaria contra los perturbadores del orden, y varios de sus cabecillas fueron confinados en distintos lugares del virreinato. Paralelamente, Nieto ordenó la disolución de las nueve compañías de criollos, mestizos e indios que movilizara la Audiencia.

Alvarez de Arenales -a quien hasta ese momento no se había sancionado por su activa participación en la revuelta- contrariado por las disposiciones de Nieto, solicitó licencia por enfermedad para pasar. a Salta, donde residía su mujer e hijos; el pedido le fue concedido, sin embargo, entonces lo detuvieron por su actuación anterior en la revuelta y luego de seis meses de prisión fue el primero de los revolucionarios de entonces que pasó a ser confinado en las Casamatas del Callao.

Luego veremos la diferencia entre la represión de Chuquisaca y la futura inmediata de La Paz. En la primera el levantamiento que fuera acaudillado por universitarios, no fue nada sangrienta, quizás por que la masa de sus dirigentes habían sido letrados y hasta estuvo con ellos algún español -el caso de Alvarez de Arenales- o, tal vez en razón de que el movimiento insurreccional no pretendiera, de entrada, declarar la independencia y, aparentemente, al principio sólo se trató -por lo menos en su etapa conspirativa- de derrocar a las autoridades que según los levantiscos, estaban en convivencia con la Infanta Carlota.

Fragmento extraído del libro: LA EXPEDICIÓN DE AUXILIO A LAS PROVINCIAS INTERIORES de
Emilio Bidondo – Círculo Militar – 1987.
(*) Fuente: Historia de Salta 1809

Homenaje a Chuquisaca




Bandera Chuquisaqueña
Germán Zelada Urioste

Mi bandera está en la altura
flameando con altivez
con la Cruz de San Andrés
roja sobre su blancura.
Es signo de la bravura
del pueblo de mis mayores,
en mi verso los honores
le rindo con gran fervor
y le juro por mi honor
jamás cambiar sus colores.




La Calancha
Germán Zelada Urioste

Una bala es disparada
y de pronto, en La Calancha,
el albo lienzo se mancha
con una equis colorada.
Con la sangre derramada
Cruz en aspa se ha pintado
sobre el blanco inmaculado
de nuestra sagrada enseña,
Bandera Chuquisaqueña
que el déspota ha profanado.

jueves, 26 de mayo de 2011

POEMA A CHUQUISACA (*)



Homenaje al Bicentenario del Primer Grito de Libertad Americana
1809 – 25 de Mayo- 2009

Chuquisaca es mujer, es madre y es libertad.
Es fecunda y generosa. Es dulce y es fuerte.
Chuquisaca es mujer y Sucre son sus ojos.
En sus entrañas se gestan hijos e hijas valientes
que la defenderán siempre con bravura y amor.
Como hace casi 200 años, ahora sus hijos,
quienes se han formado en la calidez de su
regazo y sujetados por sus fuertes brazos,
alzan la voz con coraje, mientras
se encaminan hacia un mañana mejor,
que como luz de esperanza,
indica el destino promisorio a esta tierra libre
y mil veces bendita.

¡FELICIDADES SUCRE Y CHUQUISACA,
CUNA DE LA LIBERTAD AMERICANA!!

(*) autor anónimo

NI UN PASO ATRÁS....



HOMENAJE A LA CALANCHA



Julia Pino Klinger
Sucre, un 15 de agosto amaneciste
Desolada y triste.
En este día fatídico tu calvario empezó
Tus adversarios, sus mortíferos dardos lanzaron
Sin clemencia la primera estocada te clavaron
Tus hijos despertamos despavoridos
Como aquel león dormido.
Para devorar a traidores y tiranos
Ciudad culta, cuna de patriotas, noble y pacífica
Ciudad blanca, tus inmaculados muros se mancharon de sangre
Tus hijos de pie nunca de rodillas
Juramos defenderte, luchamos y lucharemos
Con dignidad y orgullo
Más de mil quinientos ayunadores
Autoridades y el pueblo entero
Unidos en el dolor y la impotencia
La Cuatricentenaria Universidad de San Francisco Xavier,
liderizó como en Ayo Ayo y Cosmini,
la defensa de nuestros derechos de capitalidad.
Pedimos justicia y equidad
Ni los fallos judiciales se acataron
Los días eran cortos para la lucha
Nuestra única arma la palabra
Y los gritos de la libertad
Sucre ardió en llamas de cólera y patriotismo
Las noches largas, el frío y el hambre
Sin piedad nos agobiaron
La bronca iba en aumento
Y los gases ahogaban nuestro aliento
La metralla asesina del Mariscal de la Calancha
Segó la vida de tres inocentes víctimas
Gonzalo, Juan Carlos y José Luís
Y más de cuatrocientos heridos
Hijos mártires, héroes de la Capitalía y la Democracia
Llanto y dolor en los familiares
El pueblo entero lloró, se desesperó
Las calles, las plazas, los cerros y la Calancha.
Testigos mudos de sangrienta masacre
Sin piedad acribillaron a un pueblo indefenso.
Los ríos aumentaron su caudal
Con las lagrimas y la sangre de tu pueblo
Te desangraste sin piedad
Te hirieron en un recinto militar
Los muertos, los mutilados, los huérfanos
Las madres y viudas claman justicia y castigo
Tus hijos adoptivos lucharon con valor y esperanza
Los asesinos serán condenados
Canallas indolentes e insensibles, vuestra tumba esta cercana
Beberán la hiel de su propia destrucción
La maldición de tu pueblo caerá sobre ellos
Los advenedizos, los bastardos y los hijos mal paridos
Merecen el escarnio, el desprecio y no tendrán perdón
Quince años duró la lucha de la independencia
Por la Capitalía, no importa lo que dure
La guerra está declarada, chuquisaqueños de pie
Firmes en la batalla, juramos defenderte
¡Oh, Sucre del alma! Tus leales hijos te defenderemos
Hasta el triunfo final. ¡Oh, Bella Capital!
El 24 de noviembre consumaron su pérfida traición
Con sangre, luto y dolor aprobaron su constitución
Y en comparsa a Oruro se fueron
Y con música fúnebre de fondo sus manos levantaron
Y el jolgorio en la lotería continuaron
Sucre, tus puertas están selladas para traidores y tiranos
Si alguien osara penetrar de rodillas ante tu altar se postrarán
Basta, basta, ¿Hasta cuándo Chuquisaca serás menospreciada,
Amenazada, olvidada y bloqueada?
Tus nobles hijos, vigilantes estamos contigo
¡¡Ni un paso atrás!!

Sucre, noviembre 2008

CONOZCA SUCRE, CAPITAL DE BOLIVIA
















Sucre, Capital de Bolivia, se encuentra a 2860 mts. s.n.m. Tiene un clima templado casi todo el año. Por lo general, el cielo casi siempre está muy azul y en invierno se puede disfrutar del sol ininterrumpidamente.

En Sucre convergen diferentes grupos étnicos indígenas que son parte de la diversidad cultural de la región. En las calles, ferias y pueblos rurales de su entorno, pueden advertirse complejos y coloridos tejidos, lenguaje, música, creencias religiosas, mitos, expresiones de una cultura original como sincrética.

La Ciudad de los Cuatro Nombres

(Charcas, Chuquisaca, La Plata y Sucre)

Valentín Abecia, uno de los intelectuales chuquisaqueños más connotados, en su obra "Historia de Chuquisaca" cita:"Chuquisaca, La Plata, Charcas, son los diversos nombres bajo los que ha sido conocida la que es hoy la Capital de Bolivia, llamada, Sucre por ley de 12 de julio de 1839, quedando Chuquisaca para todo el departamento, y La Plata, para designar el Arzobispado, habiendo caducado el de Charcas juntamente con la Real Audiencia de Charcas, que desapareció con la creación de la República".

Es de nuestro conocimiento que por Decreto Ley de 12 de julio de 1839, esta ciudad colonial fue nominada como Capital Constitucional de la República de Bolivia, ello en atención a la Ley de 1 de julio de 1826, designándosela capital provisoria "mientras el Libertador Bolívar, Padre de la Patria, elija el sitio donde iba a erigirse la ciudad "Sucre" en honor al Mariscal Antonio José de Sucre.

Sucre, ciudad de las glorias históricas

Mentada ciudad señorial de los tiempos coloniales, de la guerra de la independencia y de la época republicana, cuenta con rasgos arquitectónicos que la hacen única entre las ciudades bolivianas, sumando a ello la limpieza y aseo de sus calles, buen hábito cultivado, sobre todo, desde la presencia del último presidente de la Real Audiencia de Charcas, Ramón García Pizarro por su acendrada pulcritud, suma a los rasgos del habitante de esta ciudad el buen decir y modales de sus ciudadanos, con cultivadas formas "amaneradas".

El abolengo del que viene precedido Sucre no es gratuito, sede de la Universidad Mayor de San Francisco Xavier de Chuquisaca (1624), sede del Arzobispado de la Plata (1552), y por Cédula Real, dada en Valladolid a 18 de septiembre de 1559, creado el Tribunal de Justicia y Gobierno Real Audiencia de Charcas.

En las aulas de su Casa de Estudios Superiores se cultivaron las semillas de la libertad e independencia americana, y desde donde se enviaron hacia los cuatro puntos cardinales de América a través de los emisarios y doctores salidos de sus aulas, luego del Primer Grito Libertario del "25 de Mayo de 1809", cuyo Bicentenario se espera ansiosos para celebrar y homenajear la memoria de sus héroes, próximamente.

SUCRE, REPOSITORIO NATURAL Y CULTURAL

Su hermosa arquitectura, sus plazas y paseos, los tesoros documentales informativos desde el siglo XVI hasta nuestros días; sus museos con muestras plásticas y orfebrerías, platería, arqueología y múltiples muestras de riqueza cultural le han merecido el título de "Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad", un 13 de diciembre de 1991, por la UNESCO.
El visitante del interior y exterior del país es maravillado por la belleza externa de sus edificios coloniales y neocoloniales. Cuenta con monumentos históricos heredados de la presencia jesuítica, numerosos templos construidos tras el arribo de los conquistadores españoles correspondientes a los siglos XVI, XVII, XVIII. Y una de las obras arquitectónicas de gran valor y riqueza histórica, el actual Museo de la Casa de la Libertad, donde se fundó la Universidad Mayor, Real y Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca sirviéndole como claustro, y sitio luego de la guerra de la independencia, adonde también fuera convocada la Primera Asamblea General Deliberante y luego Constituyente en que se fundó la República de Bolivia (6 de agosto 1825).

Esta ciudad patrimonial cuenta en la actualidad con un moderno edificio donde guardan los mayores tesoros documentales no sólo de la nacionalidad boliviana sino de los hermanas repúblicas latinoamericanas en el Archivo y Biblioteca Nacional de Bolivia; pero no sólo es eso en materia de repositorio documental, pues, el investigador cuenta también con otros centros documentales: el Archivo Arquidiocesano “Miguel de los Santos Taborga”, en él se puede recrear con decenas de miles de documentos de la vida y obra de la Iglesia Católica de los territorios hasta donde llegaba su dominio el Arzobispado de La Plata (parte de Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, parte del Perú y el territorio boliviano).

Junto a estos archivos existen otros dos que funcionan en el Museo de la Casa de la Libertad y el Centro Bibliográfico Documental Histórico de la Universidad Mayor de San Francisco Xavier, en este segundo existen documentos desde los tiempos de la colonia, la república y el periodo moderno.

Muestras pictóricas de grandísimo valor es también posible encontrar en la Capital de Bolivia, Sucre. Citemos algunos de los repositorios que los conservan. Museo Universitarios Charcas Colonial, se encuentra instalado en lo que fuera el Caserón del Gran Poder, Casa de la Inquisición en la colonia; cuenta con cientos de muestras pictóricas plásticas desde los tiempos de la colonia, república y hasta nuestros días en diversos fondos; en el mismo edificio también se encuentra el Museo Universitario Antropológico y Etnográfico con miles de muestras que concentran la curiosidad y atención del visitante; a estos museos se añaden otros más: Museo de Santa Clara y Museo Catedralicio en los que se encuentran muestras de gran valor religioso; y finalmente el Museo ASUR, con riquísima representación de los tejidos autóctonos andinos, quechuas y de otras culturas producidos desde cientos de años en estos territorios bolivianos.

Finalmente, otro centro de gran atracción turística, es, sin duda, el Parque Paleontológico Cretácico en cuyos alrededores se encuentran la mayor cantidad y diversidad de huellas de animales prehistóricos de todo el mundo, y, sitio, también, donde se fabricaron construyeron réplicas de estos animales del tamaño natural, en la actualidad con gran concurrencia por turistas nacionales y extranjeros.

SUCRE, CRECE ACELERADAMENTE

Sucre, es una ciudad que crece aceleradamente. Las proyecciones del crecimiento demográfico, dado el bajo índice de presencia industrial, minera, agrícola u otras formas de concentración humana, salvo de considerársela como ciudad turística y estudiantil, fueron rebasadas por la fuerte migración, sobre todo a partir de 1985, duplicándose su población en menos de una década y media (260.000), lo que ha ocasionado un desarrollo acelerado de su urbanización y un trabajo exigente a la imaginación de los diferentes gestiones del Gobierno Municipal para normar el crecimiento urbano dentro de los marcos del desarrollo sostenible, lo mismo en las políticas de abastecimiento, particularmente el incremento peligroso del mercado informal que, al igual que en sus similares del país, se hace difícil controlar, puesto que su presencia desordenada tiende a romper la estética de su centro histórico y Patrimonial.
Para los próximos años se vienen gestionando tres obras importantísimas, el nuevo Aeropuerto Internacional, el Centro Internacional de Convenciones y Cultura y el Forum Judicial, este último, en atención a que la ciudad de Sucre es sede del Poder Judicial, en ella se funcionan la Corte Suprema de Justicia de la Nación, El Tribunal Agrario, el Tribunal Constitucional y el Consejo de la Judicatura, al margen del máximo organismo judicial, los otros funcionan en edificios acondicionados.
Un futuro comprometedor es el turismo, por ello son diversos los esfuerzos que las autoridades del Gobierno Municipal, junto a sus similares de la Prefectura Departamental, la Universidad y otras entidades invierten para procurar conservar y preservar la ciudad patrimonial, no solamente la arquitectura que debe resguardarse, sino la facilitación y acceso para los turistas a los nuevos yacimientos paleontológicos, arqueológicos descubiertos durante la última década, ya no solamente donde se encuentra funcionando el Parque Cretácico sino en los alrededores de la ciudad.

Durante los últimos tiempo se ha venido dotando de mayores espacios de hospedaje con nuevas ofertas hoteleras modernas y guardando la riqueza patrimonial arquitectónica de la ciudad, asimismo, mayores esfuerzos en la organización de manifestaciones artísticas y culturales como son el Festival Internacional de Cultura, la Entrada Festiva Folklórica con motivo de la celebración de la Patrona Espiritual de los Chuquisaqueños “La Virgen de Guadalupe” para el 8 de septiembre, la fiesta del Carnaval Chuquisaqueño y también el Carnaval Tarabuqueño denominado Pujllay, el 12 de marzo.

Felipe Medina Espada


Cronista de la Ciudad de Sucre

SUCRE POR SIEMPRE...

Jimmy Ortiz Saucedo

Pocos pueblos en el mundo tienen el alto honor de ser los pioneros de la libertad de un continente. Sucre es uno de ellos. En Sucre ardió por primera vez la llama de la libertad americana. El 25 de mayo de 1809, la Ciudad Blanca escribió por siempre su nombre en la historia.
Y no fue casualidad que esta ciudad fuera elegida por la libertad para hacer su eterna reaparición contra la tiranía. Sucre era la ciudad que presentaba las mejores condiciones para ello. Tenía la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca, tenía la Real Audiencia de Charcas, tenía cerca las riquezas de Potosí y tenía un pueblo valiente con ansias de libertad.

La libertad, ha sido y será, la motivación más fuerte del ser humano. Dios nos hizo libres y ningún tirano podrá jamás eliminar de nuestros corazones esta marca indeleble. La tentación tiránica está siempre presente en las almas innobles, pero siempre salieron y saldrán a su encuentro las almas nobles: Zudáñez, Bolívar, Sucre, San Martín, O'Higgins, hombres y mujeres con nuevos nombres, pero con el mismo espíritu de libertad.

Nadie ama con más fuerza la libertad que quien luchó por ella, el que vio derramar la sangre valiosa de su gente en su busca. Le ama también el que está a punto de perderla. "Los demás no lo pueden entender". Creen, erradamente, que es un derecho innato del ser humano. ¡Y claro que lo es, en un mundo civilizado!, pero no con las bestias.
Los festejos del bicentenario fueron simplemente espectaculares. La hermosa capital se vistió de gala. Estuvo más bella que nunca. Las tejas coloniales resaltaban sobre el fondo blanco de sus edificios y el azul del cielo de otoño. La emoción, el civismo, la buena organización y la calidez del capitalino fueron sus características. Tuve el privilegio de ser parte de ellos y ver con mis propios ojos la Campana de la Libertad.

El 25 de mayo del 2009 se junto en Sucre toda Bolivia. Gente de Oriente, Occidente y Sur de la patria. Hombres y mujeres del campo y de la ciudad. La corbata se entremezcló en armonía con los ponchos coloridos. En Sucre se junto la Bolivia posible. La Bolivia que un día será realidad.

Todos nos agarramos de las manos para rendir homenaje a los próceres de la libertad americana. Fue notoria también la gran cantidad de extranjeros que se sumaron a los festejos, como si fueran de la casa.