sábado, 31 de diciembre de 2011

LA GUERRILLERA DE LA LIBERTAD



JUANA AZURDUY DE PADILLA
Antonio Dubravcic-Luksic
Vicepresidente de la Sociedad Geográfica y de Historia “Sucre”
Editor del Boletín de la SGHS
Sucre – Bolivia

A decir de Joaquín Gantier: “Si Francia tiene a Juana de Arco…Nosotros tenemos a Juana de América”
Juana Azurduy Bermúdez, nacida en Chuquisaca. Eso no era nacer en cualquier lugar ya que dicha ciudad, fue una de las más importantes de la América española, también recibió los nombres de La Plata o Charcas.
Perteneció al Virreinato del Río de La Plata desde 1776, igual que el resto del Alto Perú, en ella se fundó nada menos que la Universidad de San Francisco Xavier. Allí estudiaron -y conspiraron- Mariano Moreno, Juan José Castelli y Bernardo de Monteagudo. Castelli, fue el jefe del ejército del Norte, se hospedó en la casa de Padilla en su marcha hacia La Paz. Moreno fue un abogado defensor de indios pobres y perseguidos.

En Chuquisaca (La Plata) nació Juana Azurduy, el 12 de julio de 1780. Sus padres fueron un hombre de dudoso linaje español don Matías Azurduy y una madre indígena, doña Eulalia Bermúdez.
Valentín Abecia, señala: " Juana tenía la hermosura amazónica, de un simpático perfil griego, en cuyas facciones brillaba la luz de una mira­da dulce y dominadora". Esa indiscutible belleza será en parte responsable del carismático atractivo que Juana ejerció sobre sus contemporáneos. Su madre, fue una chola de Chuquisaca, de allí su sangre mestiza, quizás por algún desliz amoroso de don Matías Azurduy, se elevó socialmente gozando de una desahogada situación económica, ya que el padre de Juana era hombre de bienes y propie­dades.
Juana tuvo una hermana menor llamada Rosalía, en vista de que en esos tiempos no había escuela para las niñas, el aprendizaje de las primeras letras y el cálculo lo hacían en el hogar con algún maestro particular. La doctrina cristiana la aprendían en la parroquia.
No lejos de las propiedades de los Azurduy-Bermúdez, se hallaba Chipirina una finca ubicada en el cantón Moromoro, provincia Chayanta, en esa finca nació Manuel Ascencio Padilla el 28 de septiembre de 1774.
Don Melchor Padilla fue amigo del padre de Juana, ellos y sus hijos se ayudaban en las tareas campestres y de igual manera compartían las fiestas, muy pronto entre Juana y Manuel Asencio se despertó una fuerte corriente de simpatía.

Juana fue marcada por un sino trágico que la perseguiría toda su vida, que la condenará a la despiadada pérdida de sus seres más queridos, su madre murió súbita­mente cuando ella tenia siete años, al poco tiempo falleció don Matías, también en forma violenta; por la prematura muerte de sus padres, le siguió una difícil relación con sus tíos Petrona Azurduy y Francisco Díaz Valle, quienes se hicieron cargo de las dos huérfanas, más por ambición de admi­nistrar las propiedades que habían heredado, que por un sincero deseo de protegerlas afectivamente.
En vista de la tensa relación existente entre Juana y sus tutores, éstos tomaron la decisión que la sobrina díscola, ingresará en un convento para hacerse monja.

Pronto fue evidente, sin embargo, que la vida con­ventual no era para ella. La vida contemplativa del convento en esa adolescente, que amaba el cabalgar desafiando a los vientos, el trepar a los árboles sin temor a los porrazos, el zambullirse en aguas torrentosas, terminó en una tremenda trifulca con la madre superiora que decidió la expulsión de Juana del monasterio de Santa Teresa.

Otra vez en Toroca, Juana parece retomar la huella que su padre había trazado para su hija predilecta. Reencuentra allí la libertad, la acción, la naturaleza. Juana siempre amó y admiró a Manuel Ascencio Padilla, en ese respetuoso y encendido amor Juana no dudo en unír­sele, pero de la forma en que ella concebía la unión entre hombre y mujer: luchando a la par.

Juana, una hermosa mujer de familia criolla, pudo disfrutar de una vida acomodada, de mujer casada.
Tuvo cuatro hijos que llevabo consigo en las batallas en las que participo junto a Manuel. En el mes de marzo de 1814, Juana y Manuel vencieron a los realistas en varias batallas y en espera de un contraataque, las tropas revolucionarias tuvieron que dividirse: Manuel se encaminó hacia La Laguna y Juana se internó con sus cuatro hijos pequeños y un grupo de guerrilleros en un refugio cercano al río, en el valle de Segura, provincia de Tomina.

A Juana le habían manifestado que Padilla se encontraba en peligro; salió en su auxilio pero tuvo que volver pronto: los españoles avanzan hacia el valle de Segura donde habían quedado sus niños.
La batalla fue la más cruel y más dolorosa de todas las que tuvo. Juana se internó con sus cuatro hijos en el monte desconocido. No había alimentos, sus soldados escoltas huyeron asustados. No existió un refugio contra la plaga de insectos que llenaron de pestes el cuerpo de sus pequeños. Porque es allí donde se enfermaron cada uno de sus cuatro hijos, allí murieron Manuel y Mariano Posteriormente en el refugio del valle de Segura fallecieron sus dos hijas: Juliana y Mercedes, de paludismo y disentería.

Juana estuvo nuevamente embarazada, cuando se presentó el combate el 2 de agosto de 1814. Juana dio a luz a su hija Luisa Padilla en las orillas del Río Grande, cuando se inició el ataque realista. Los hombres que la custodiaban presumieron que su jefa estaba débil y que era el mejor momento para arrebatarle el botín de guerra con el que contaban las tropas revolucionarias que Juana custodiaba con celoso fervor. Por otro lado las fuerzas realistas fijaron el precio, 10.000 pesos en plata por la cabeza de Juana.

Los traidores al mando de Loayza complotaron y arremetieron contra la teniente coronela, que se alzó frente a ellos con su hija en brazos y la espada obsequiada por el General Belgrano, tendida hacia adelante en ademán de ataque. Algunos cuentan que ordenó el ataque en quechua a su tropa de indios amigos. Otros dicen que ella misma, con su espada, le arrancó la cabeza a Loayza de un solo sablazo de derecha. Juana montó a caballo con la pequeña Luisa en brazos y juntas se zambulleron en el río, logrando llegar con vida a la otra orilla.
El torbellino de estímulos desencadenados por la lucha de la independencia, lanzo a la esposa y madre junto a su esposo, al vendaval de las batallas: Tarvita, El Salto, Quila Quila, Potolo, Aiquile, Las Cañadas, Presto, Las Carretas, La Laguna y El Villar.

La gesta insurgente acometida en territorio de Charcas, concluyó a la muerte de Padilla, el 14 de septiembre de 1816 constituye el epílogo sangriento de El Villar. Manuel Ascencio Padilla fue nombrado Coronel del ejército argentino del norte cuando su cabeza estaba ya clavada en una pica.

O'Donnell Pacho en su artículo: “Juana Azurduy” publicado por la Revista Lilith en marzo de 2005. (Buenos Aires), describe de la siguiente manera la batalla del Villar:
"Juana avanzaba casi en línea recta, rodeada por sus feroces amazonas descargando su sable a diestra y siniestra, matando e hiriendo. Cuando llegó a donde quería llegar, junto al abanderado de las fuerzas enemigas, sudorosa y sangrante, lo atravesó con un vigoroso envión de su sable, lo derribó de su caballo y estirándose hacia el suelo aferrada del pomo de su montura conquistó la enseña del reino de España que llevaba los lauros de los triunfos realistas en Puno, Cuzco, Arequipa y La Paz”.

Por esta acción en la batalla del Villar, en 1816, Juana Azurduy fue ascendida por el General Manuel Belgrano al grado de Teniente Coronel del Ejercito Argentino. Luego de haber ganado 33 batallas, fue reconocida por Bolívar quien le concedió una pensión, la misma que a los dos años fue incumplida e ignorada por las autoridades.

Luego del asesinato de su esposo y de varios de los principales jefes guerrilleros, Juana se trasladó a Salta combatió junto a Manuel Güemes, quien la protegió y le dio el lugar correspondiente.

Después del asesinato de Güemes en 1821, Juana entró en una profunda depresión. Se vio reducida a la pobreza.
En una carta escrita en 1830 dirigida a las autoridades de la provincia de Salta, expreso lo siguiente:
"A las muy honorables juntas Provinciales: Doña Juana Azurduy, coronada con el grado de Teniente Coronel por el Supremo Poder Ejecutivo Nacional, emigrada de las provincias de Charcas, me presento y digo:
Que para concitar la compasión de V. H. y llamar vuestra atención sobre mi deplorable y lastimera suerte, juzgo inútil recorrer mi historia en el curso de la Revolución.(...) Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo; mas el cielo que señala ya el término de los tiranos, mediante la invencible espada de V.E. quiso regresase a mi casa donde he encontrado disipados mis intereses y agotados todos los medios que pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una numerosa familia y de una tierna hija que no tiene más patrimonio que mis lágrimas; ellas son las que ahora me revisten de una gran confianza para presentar a V.E. la funesta lámina de mis desgracias, para que teniéndolas en consideración se digne ordenar el goce de la viudedad de mi finado marido el sueldo que por mi propia graduación puede corresponderme".
La respuesta del gobierno salteño resultó indignante, apenas le otorgó “50 pesos y cuatro mulas” para llegar a la “nueva nación de Bolivia”.

El mariscal Sucre le otorgó una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno de José María Linares.
Fue el propio Bolívar quien al visitar a Doña Juana - ya destruida por las muertes de los suyos, el olvido de sus conciudadanos y el saqueo de sus bienes - le expresó ante la sorpresa de sus compatriotas que, “Bolivia no debía llevar su nombre sino el de Padilla, su mayor jefe revolucionario”.

Del retorno de Salta doña Juana vivió casi cuarenta años más, junto a la familia de su hermana Rosalía, acompañada de su hija Luisa. Su fuerte organismo, sometido a pruebas durísimas durante la guerra y el exilio, la mantuvo activa hasta el final, ocupaba una modesta habitación en el amplio patio empedrado de una casa de bajos en la tercera cuadra de la actual calle España Nº 220

El fecundo escritor cochabambino Dr. Ismael Vásquez, decía al ocuparse de la heroína chuquisaqueña doña Juana Azurduy de Padilla: “el 25 de mayo de 1862, Juana se sacudió de la ancianidad que la cubría y comenzó su eterna juventud. Poquísimas personas acompañan el carro que va crujiendo por las calles traseras de Chuquisaca, que entonces era ya capital Sucre…” Algo similar dice el General Ramallo en su libro “Los esposos Padilla” páginas 228 y 229 cuando escribe “el 25 de mayo de 1862 a la edad de 81 años, como conmemorando el día de la Patria, en la que altivo pueblo que la vio nacer el primer grito de libertad en la América del Sur, murió la heroína de las republiquetas, envuelta en los harapos de la estrechez y la miseria más completa. Su entierra fue humilde, demasiado humilde: cuatro a seis personas acompañaron el ataúd al Cementerio General, donde fueron inhumados sus restos…”.

Ismael Arana en su articulo intitulado: “Aclaraciones históricas” describe en los siguientes términos:
“Rara era la semana que tanto el General Sucre como doña Juana Azurduy v. de Padilla dejaran de asistir a las veladas de casa Tardío, en cuya tertulia naturalmente se hacían reminiscencias del tiempo heroico en cuya época Doña Juana y Tardío lucharon frente a frente en Mesa Verde (Don Manuel Antonio Tardío se hizo patriota en 1823). A la muerte de la Sra. Padilla el 25 de mayo de 1862, se le hizo un entierro humilde, pero no es evidente que cuatro a seis personas acompañaron los restos sagrados al Campo Santo, donde fueron inhumados. Si bien el entierro fue humilde, ello se debió a que no tuvo carácter oficial, cual le correspondía a esta americana ilustre; pero asistieron personas de gran valimiento entre ellas las familias Molina, Tardío Arana, Mujía , Uriburu, Rosquellas, Cuellar, Benavides, Fernández, Calvo y otras más, habiendo ellas contribuido a los gastos funerarios. Tampoco es evidente que se ignore el lugar donde fue sepultada, al estar consignada en el “Libro Primero” del cementerio, la partida respectiva, aunque solo con el nombre y apellido propio, sin el de su esposo. Este lugar es conocido y lo señalaba don Manuel Molina junto a un molle corpulento, que fue derribado cuando se practicaban los planos del nuevo Cementerio General, hacia los años 1891-92”.

En la madrugada de un 25 de mayo de 1862 murió, “en su casa y en comunión de la Santa Madre la Iglesia, doña Juana, mayor de ochenta años, viuda del Coronel Padilla, vecina de esta Parroquia. Para morir recibió todos los Santos Sacramentos necesarios, y después de rezado su oficio con cruz baja se sepultó en el Panteón General de esta ciudad”. Así reza la partida de defunción. No hubo toque de silencio, tambores a la funerala, ni salva de fusilería en honor a la coronela muerta, porque la tropa de la guarnición estaba “demasiado ocupada en los festejos del 25 de mayo”.

En 1962, centenario de su muerte, a sugerencia de Joaquín Gantier y siguiendo las indicaciones dejadas por Indalecio Sandi, que fue el niño que acompañó en sus últimos días a la guerrillera, se extrajeron los restos humanos que se supone pertenecen a Juana Azurduy. Ahora ellos se conservan en una urna depositada en la Casa de la Libertad.

HOMENAJES A JUANA AZURDUY DE PADILLA
Con su nombre se han bautizado plazas, calles, escuelas y provincias en Bolivia, Argentina y otros países de América. Inspiró obras de teatro, poemas y algunos libros en los que se habla de sus hazañas en las luchas por la independencia de América. Pero, ahora que existen estatuas en su honor y se la cita en los libros, sigue siendo un personaje de nuestra historia que se menciona mucho, se conoce poco y de la que aún queda mucho por investigar. Incluso existe una muy popular canción de protesta titulada: “Juana, la guerrillera”. Es recordada por su valor y por sus nobles ideales.

AEROPUERTO “JUANA AZURDUY DE PADILLA”
Con motivo de conmemorar el Sesquicentenario de Creación de la República de Bolivia en el año de 1975, el Supremo Gobierno de la Nación al inaugurar el mencionado aeropuerto, a través de un Decreto Ley dispuso la nominación del mismo como “Juana Azurduy de Padilla”.

REGIMIENTO DE INFANTERIA DE MONTE 28 "TENIENTE CORONEL JUANA AZURDUY"
El 25 de abril de 1996, el Jefe del Estado Mayor del Ejercito Argentino dispuso la designación del Regimiento de Infantería de Monte 28 con el nombre de “Teniente Coronel Juana Azurduy de Padilla”.
HECHOS DESTACABLES DE LA UNIDAD.25 de abril de 1996"Imposición de nombre histórico". (BPE Nº4677)
Buenos Aires, 31 de enero de 1996.
Visto, la necesidad de afirmar el pasado histórico nacional y de destacar la imagen de la mujer en su heroica participación en los hechos que forjaron nuestra independencia.La propuesta efectuada por el Servicio Histórico del Ejercito a, requerimiento de la Secretaría General del Ejército, de designar a una Unidad de la Fuerza con el nombre de "Teniente Coronel Juana Azurduy".La puesta en ejecución del servicio Militar Voluntario, el que incluye por primera vez a la figura femenina, acto que rinde homenaje a la misma en el año de la IV Conferencia Internacional de la Mujer.
Considerando:
Que, Doña Juana Azurduy de Padilla, nacida en Chuquisaca el 12 de julio de 1780, dentro de los límites del Virreinato del Río de la Plata, dedicó su vida a la causa de la libertad americana.Que, como esposa de D. Manuel Ascencio Padilla, caudillo patriota y habiendo sufrido la muerte de sus hijos, lo acompaño históricamente en todos los hechos de armas que el protagonizara, soportando con ferviente patriotismo, a las asperezas de una durísima campaña en la que lo reemplazaría, a su muerte, en el mando de las tropas.Que, el 13 de agosto de 1816, fue distinguida por el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con el grado de Teniente Coronel de Milicias Partidarias de los Decididos del Perú, otorgándole tal jerarquía "por honor a su patriotismo distinguido".Que, el Regimiento de Infantería de Monte 28, con asiento en la localidad de Tartagal, provincia de Salta, guarnece en el que fuera parte del escenario de las proezas de nuestra heroína y su esposo, por lo que se hace acreedor al honor de llevar el nombre de esta destacada prócer de la Independencia.
Por ello:
EL Jefe de Estado Mayor General del Ejército
Resuelve:
Imponer al Regimiento de Infantería de Monte 28, el nombre de "Teniente Coronel Juana Azurduy".Realizar la ceremonia de imposición del nombre el 25 de abril de 1996.Invitar, muy especialmente a la ceremonia, a autoridades de la hermana República de Bolivia.Comuníquese publíquese en el Boletín del Ejército y archívese en la Jefatura III – Operaciones (Servicio Histórico del Ejército).
http://www.infanteria.ejercito.mil.ar/unidades/unidades/RegimientodeInfanteriadeMonte28/hechos.htm

JUANA AZURDUY Y MANUEL ASENCIO PADILLA: UN DEMORADO HOMENAJE
En la ciudad de Buenos Aires, el 28 de septiembre del 2001, rindieron un homenaje a dos figuras históricas y emblemáticas a los próceres de la independencia: Juana Azurduy y Manuel Ascencio Padilla. Con motivo de cumplirse un nuevo aniversario del nacimiento de este último. El evento se llevó a cabo en la intersección de la calle Juana Azurduy y Avenida del Libertador (Capital Federal), consistió en la colocación de una placa alusiva. El impulsor de la iniciativa fue el diputado porteño Fernando Finvarb (ARI) quien declaró que "ambas figuras históricas sintetizan la entrega, la generosidad y el heroísmo con el que se brindaron a la lucha revolucionaria miles de personas de nuestros pueblos”.

CAMARA DE DIPUTADOS DE LA NACION ARGENTINA
ORDEN DEL DIA Nº 447, 26 de mayo de 2004.
RESUELVE:
Declarar de interés cultural la marcha a caballo “Por las huellas del general”, desde Salta a Sucre - Chuquisaca - Bolivia, que realizará la Asociación Cultural Heroínas Hispanoamericanas en homenaje a la gestadora de la emancipación americana y teniente coronel de América, doña Juana Azurduy de Padilla, entre el 7 de junio y el 12 de julio de 2004.
Sala de la comisión, 26 de mayo de 2004.
Irma Roy. – Eduardo A. Di Pollina. – Rosa E. Tulio. – Nélida M. Mansur. –
Roberto J. Abalos. – Jorge M. A.Argüello. – Cecilia Lugo de González
Cabañas. – Marta O. Maffei. – JulianaI. Marino. – Hugo Martini. – Araceli E.
Méndez de Ferreyra. – Nélida M.Palomo. – Hugo G. Storero

CATEDRA LIBRE “JUANA AZURDUY DE PADILLA” EN UNIVERSIDADES NACIONALES DE LA ARGENTINA.Cecilia Merchán es la encargada de coordinar en 15 provincias argentinas la cátedra libre Juana Azurduy -que se desarrolla en la Universidad de las Madres y en universidades nacionales-. “Elegimos el nombre de Juana Azurduy para este programa porque creemos que sacar del anonimato a las mujeres que marcaron nuestra historia es fundamental para poder avanzar en el reconocimiento actual de la participación de las mujeres en la vida social y política argentina. Y porque ella fue parte de una lucha que aún hoy libramos: la de la independencia Latinoamericana”.

*********************************************

jueves, 29 de diciembre de 2011

GUERRA FEDERAL - MASACRE DE COSMINI - AYO AYO

Dr. Antonio Dubravcic Luksic
Vicepresidente de la Sociedad Geográfica y de Historia Sucre.
Socio correspondiente de la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz


La guerra federal, coincide con el paso entre dos siglos, representó un cambio radical del eje de poder político, social y económico, aunque no determinó un cambio en la estructura de quienes lo detentaban. Coincidió también con uno de los momentos más difíciles de la relación entre la élite urbana y las masas indias.

Varios factores explican la confrontación que en los hechos fue una guerra civil. Por el desgaste de los gobiernos conservadores tras casi 20 años de administración, a ello se sumó la popularidad creciente de los liberales, que estaban cansados de esperar una transmisión pacífica en el mando de la nación y por que habían sufrido más de una vez la manipulación de los resultados electorales en manos de los conservadores. Finalmente la realidad socioeconómica de Bolivia mostraba un desequilibrio de los centros de decisión.
La Paz fue durante todo el siglo XIX la primera ciudad de Bolivia y frecuentemente sede de los gobiernos nacionales (comenzando por el Mariscal Andrés de Santa Cruz). Su dinámica como ciudad se vería muy pronto respaldada por el nacimiento de la economía del estaño que desplazó el eje Potosí - Sucre al eje Oruro - La Paz. La caída de la plata trajo consigo el debilitamiento de la influencia de los viejos caudillos conservadores: Arce, Pacheco y sus colaboradores más allegados.

A este contexto debe sumarse la presión por el establecimiento de un país federal que tuvo algunos antecedentes destacados, como las ideas de Lucas Mendoza de la Tapia en Cochabamba a mediados de siglo, el movimiento de los igualitarios de Ibáñez en Santa Cruz (1874-1876) y las varias propuestas de llevar el gobierno a La Paz realizadas por los paceños en el período conservador.
La realidad sin embargo era otra, el federalismo fue una bandera coyuntural mediante la cual se inflamó el sentimiento regionalista del poderoso departamento de La Paz para justificar la rebelión, aunque no es menos cierto que algunos de sus propugnadores creían genuinamente que el federalismo era la mejor solución para Bolivia.

En la sesión del 13 de noviembre, el parlamentario Abel Iturralde argumentó: “La Paz no acepta otro trato que no sea el que le corresponde por sus condiciones económicas y comerciales, y por el tamaño de su actividad. De nada nos sirve el llamado gobierno central, a cuya acción benéfica estamos dispuestos a renunciar en aras de un cuerpo autónomo con leyes propias que mejor se adapten a nuestros fines”. En la sesión del 15 del mismo mes, la Bancada paceña en pleno presentó el Proyecto de Ley Federal, donde Bolivia cambiaria el nombra a “Unión Federal Boliviana”.

El Senador por Chuquisaca Cnel. José Manuel Pando, protagonista central de esta historia, dijo: “Aunque sea cruel, las grandes paginas de la humanidad han sido escrita por las puntas de las bayonetas”. Era el líder del partido Liberal y miembro de la Junta Federal Paceña. Sabedor de la simpatía por la causa federal en la Nación, con astucia diseñó la consigna federalista.
El ejército boliviano decidió destituir a todos los jefes y oficiales paceños. Lo mismo se hizo en la administración pública. Se Habló de un escarmiento “a los separatistas paceños”.
El estallido formal de problema se dio el 18 de noviembre de 1898 cuando el congreso reunido en Sucre después de un áspero debate proclamó la ley de radicatoria que exigía al Presidente su presencia permanente en la capital de la República, precisamente como respuesta a la exigencia paceña. La brigada de La Paz que había pedido sin éxito la reunión de un congreso en un punto “neutral”, Cochabamba, para discutir el tema sin presiones, decidió abandonar la ciudad de Sucre en señal de protesta. Fue el rompimiento de lanzas entre el norte y el sur. En el Ínterin, el 6 de noviembre de 1898 un gran mitin reunido en la plaza de armas paceña, exigió el federalismo y el 14 se creó un comité federal presidido por el jefe de los liberales José Manuel Pando, quien irónicamente como senador por Chuquisaca votó a favor de la aprobación de la ley de radicatoria.
El 12 de diciembre se formó en La Paz una junta federal de gobierno, integrada por José Manuel Pando, Serapio Reyes Ortiz y Macario Pinilla que había renunciado al ministerio de Instrucción del gobierno de Alonso. La declaratoria de guerra estaba hecha
Alonso, a pesar de su postura contraria a la ley que promulgó a regañadientes y de su posición conciliatoria, no tuvo más remedio que ponerse a la cabeza de ejército del sur y marchar a Oruro, donde llegó el 15 de diciembre de 1898.

El escenario de la guerra civil se enmarcó básicamente en los departamentos de La Paz y Oruro y algunas provincias de Potosí y Cochabamba. Aquí hay que detenerse en la decisión de Pando de aliarse con los indios aimaras de la región. El pacto entre Pando y Pablo Zárate Willka, marcó un hecho sin precedentes en la historia republicana. La alianza estuvo probablemente sazonada por compromisos reivindicatorios para los indios que habían sido sistemáticamente despojados, como consecuencia de la legislación de 1880, pero estaba claro que respondía a un interés específico y militar por parte de Pando.Entre enero y abril de 1899 se desataron acciones con la presencia de masivos contingentes indígenas, fueron decisivos para el triunfo de los federales. En las provincias Inquisivi, Aroma, Carangas, Chayanta, Tapacarí y Ayopaya, hicieron un cerco con bloqueos y ataques que diezmaron el ejército de Alonso.


El ejército constitucional mejor equipado que el federal, desaprovechó a principios de enero de 1899 la oportunidad de atacar La Paz antes de la llegada de un contingente de armas y pertrechos negociados en Lima por Claudio Pinilla, quien tras renunciar a su cargo de embajador se transformó en gestor de los federales y adquirió 1.500 rifles Mannlincher, 500 carabinas Winchester, medio millón de proyectiles y 1.200 uniformes.
Primer crucero - masacre de Ayo Ayo
El 24 de enero de 1899 en Cosmini, Pando gran estratega militar, derrotó a Alonso en la llamada batalla del primer crucero (en Chacoma donde cruzan los caminos a Luribay y a Ayo ayo), 250 efectivos de los batallones Abaroa y Vanguardia avistaron un convoy constitucional con pertrechos del batallón 25 de Mayo y el Escuadrón Sucre, que se dirigían al encuentro de las tropas leales, fueron interceptados por “las tropas de Pando y una numerosa indiada”. El intercambio de disparos concluyó con la violenta explosión de un carro cargado de munición que precipitó la fuga y derrota de los alonsistas.
Los heridos en el combate de Cosmini se quedaron en Ayo Ayo. Al atardecer, más de un centenar de comunaríos rodearon el pueblo, tomaron la plaza principal y el hostigamiento a los heridos que se encontraron refugiados en el templo.
El pueblo de Ayo Ayo parecía tranquilo, de pronto comenzó el alarido de los pututus de los federalistas de Willca, destruyeron y saquearon todo lo que encontraban a su paso. Incluso rompieron la puerta del templo, masacrando a sus ocupantes. El cura Fernández de Córdoba salió al atrio con un crucifijo pidiendo en nombre de Dios la paz. Los indios llevaron al cura hasta la plaza y allí le amputaron una pierna, le cortaron el pecho, le arrancaron el corazón y se lo comieron.
Los curas José Rodríguez y José Gomes sacados también de la iglesia fueron picados a machetazos. ¡Tres curas muertos!
Cuando todo terminó el templo parecía un matadero y el pueblo un cementerio.
Melitón Sanjinez, herido en una pierna, recibió, en pleno rostro, la punta de una picota. Murió instantáneamente. Félix Morales, en cambio, fue mutilado, le quitaron sus pies y sus manos. Luego lo remataron degollándolo. Víctor Betancour, Ismael Roncal, Eladio Fiengo y Eulogio Selvas, fueron colgados boca a bajo en las vigas del Templo de Ayo Ayo. Con cortes de cuchillo, fueron vaciados sus intestinos. Quedaron como animales faenados.
Al respecto el historiador Alfredo Jáuregui Rosquellas, relata el episodio de esta cruenta guerra fratricida de la siguiente manera: “Con rumbo al sur, en carretera desatentada y confusión inmensa, cual correspondía a la inmensa significación del desastre, atravesaban la llanura los vencidos, los heridos, los salvados que al encontrar asilo, que creyeron seguro, en la casa de Dios, en el pueblo de Ayo-Ayo iban a hallar el ara del martirio siendo sacrificados en forma infernalmente bárbara, diabólicamente horrorosa, crispantes por su saña y refinamiento de crueldad. Y allí a la luz crepitante del incendio y al rumor tumultuoso de la muchedumbre alcoholizada y excitada por el vaso de la primera sangre vertida, fueron descuartizados, desmembrados, quemados clavados a los muros, degollados como bestias de sacrificio 27 jóvenes del escuadrón simbólico, que pagaron con la flor de su vida en el error de un ideal extraviado en el tortuoso camino del mas engaño”.La masacre de Mohoza

Pero el hecho más estremecedor de la guerra federal se produjo en Mohoza y no tuvo que ver con el enfrentamiento entre federales y constitucionales. El escuadrón Pando de los federales llegó al pueblo de Mohoza bajo el mando de Arturo Eguino. Los abusos y excesos de los oficiales contra los pobladores dieron pie a la intervención de una hueste indígena comandada por el caudillo Lorenzo Ramírez. Tras rodear a los militares a la salida de Mohoza, Ramírez logró de manera increíble desarmar a la tropa. Los soldados fueron invitados a comer y a beber con los indígenas. Se les pidió dejar sus armas como señal de paz y confraternización. Los soldados accedieron ingenuamente. Ya en la noche en el templo de la localidad, al igual que en Ayo Ayo. En la madrugada del 1ro de marzo los 130 efectivos del escuadrón Pando fueron vejados, torturados y asesinados salvajemente en uno de los episodios más horrorosos de toda nuestra historia.
Segundo cruceroEl 10 de abril de 1899 en las inmediaciones de Paria (Oruro) se produjo la batalla decisiva llamada del segundo crucero (por haberse desarrollado en el llamado crucero de Copacabana donde se juntaban y hacían cruz los caminos hacia Lequepalca y hacia Caracollo). Con la presencia de las fuerzas indígenas de Zarate Willka, el ejército de Pando (1.820 efectivos y un cañón denominado "Walaycho") enfrentó al ejército de Alonso comandado militarmente por el Gral. Julián María López (1.966 efectivos con seis cañones y cuatro ametralladoras).
Los indios protegieron a los federales y provocaron el primer ataque de un escuadrón de a caballo que abrió fuego. En más de cuatro horas de enfrentamiento sin cuartel, en el que se destacaron con virulentos ataques el batallón Murillo de Pando y en la defensa desesperada el batallón Alonso de los constitucionales, los federales derrotaron definitivamente a las fuerzas del sur. Casi 4000 combatientes protagonizaron la batalla que dejó un saldo de cerca a 1.000 víctimas entre muertos y heridos.
Los sobrevivientes del Ejercito Constitucional huyeron a Oruro, con la idea de rehacerse y resistir. A las 8 de la noche entraron en Oruro, Alonso entro al palacio e hizo tocar llamada, pero más de 1.500 bajas entre muertos y heridos era demasiado. Aconsejado por su gente huyo a Chile en ferrocarril; en compañía de su esposa, no sin antes dejar orden a su banquero para entregar 15.000 bolivianos para atender a los heridos. Firmo también el último decreto, traspasando el Mando a Rafael Peña. Como se puede apreciar fácilmente, en el trasfondo de esta guerra estuvo el movimiento indígena que se independizó muy pronto del control de los federales para actuar por cuenta propia
Como se puede apreciar fácilmente, en el trasfondo de esta guerra estuvo el movimiento indígena que se independizó muy pronto del control de los federales para actuar por cuenta propia. Zarate Willka, bautizado “el temible” por la prensa, buscó un gran levantamiento del altiplano y valles que reivindicara a los indios y organizara una nueva sociedad. Si bien los objetivos no están claramente explicados, el reclamo secular agudizado por los abusos de las dos últimas décadas a partir de las leyes de ex vinculación, llevaron las cosas al punto de la explosión. Si Pando usó a Willka y sus huestes, éste aprovechó la alianza para desplegar un poder que en condiciones normales no habría podido organizar nunca. Las acciones indígenas contra tropas federales pusieron en alerta a la junta y se inicio la represión. Los hechos de Ayo Ayo, Mohoza, la insurrección de Peñas, la amenaza de un cerco sobre Oruro en febrero y marzo de 1899 y las acciones de sublevación en más de una veintena de localidades en tres departamentos del país
El Ejercito Federal se vio en serias dificultadas al comienzo; en especial con los cañones y ametralladoras que manejaban los mercenarios comandados por el chileno Anabalón. En un grave error el Escuadrón Alonso avanzo imprudentemente y se mezclo en lucha cuerpo a cuerpo con el enemigo, anulando la acción de las ametralladoras que habían parado de disparar para no matar a sus propios colegas. La muerte del mercenario argentino, Coronel Campos, fue determinante también en desorden de la artillería de Fernández. Los Federales comenzaron a tomar control de la contienda, ayudados por la defección de los escuadrones Sucre y el Aroma. Pando luchaba con éxito en primera línea. Finalmente El ejército Federal había ganado la batalla y la guerra.
Para la guerra federal en 1898, Pando hizo esta promesa formal al Cacique Pablo Zárate Willka, jefe de los indios aymaras:
"... Willka -le dijo- te doy el grado de Coronel; levanta al indio; destruye al blanco del Sud, (al blanco alonsista). Cuando derrotemos al Ejército Constitucional, yo seré Presidente y tu serás el Segundo Presidente de Bolivia. Y devolveremos la tierra al indio; la tierra que le ha arrebatado el Gral. Melgarejo".
En consecuencia el líder comunero al ingresar a la guerra exigio:
Liberación de los colonos.
Participación de los quechuas y de los aymaras en el gobierno.
Devolución de las tierras comunales.
Pablo Zárate “Willka”, recibió la propuesta de José Manuel Pando mediante la esposa de este, Carmen Guarachi oriunda de Sica Sica. Esta intermediaria hizo la ofrenda de coca a la Pachamama y convenció a los indios de las provincias Omasuyos, Pacajes, Sica Sica e Iquisivi para iniciar el hostigamiento a los Conservadores.
El temible Willka entonces, organizó y dirigió al Ejército Aymara, que fue un conjunto de pequeñas unidades con poderosas masas humanas Quechua y aymaras.
El Temible Willka había demostrado valor, don de mando y dureza en acciones verdaderamente exitosas comandando a miles y miles de indios. El 22 de Abril de 1899, Zarate y su estado mayor fueron hechos prisioneros en Sicasica, con lo que se desbarató la cabeza del movimiento que fue reprimido y disuelto sin contemplaciones. Así se cerró uno de los momentos más dramáticos del enfrentamiento entre la elite de poder y la mayoría aimara y quechua del país.
El 12 de abril Pando entró triunfal a Oruro acompañado de Pablo Zarate, en medio de una impresionante multitud en la que se mezcló su ejército con los hombres del caudillo indio.
Al día siguiente el Cnel. Pando envió un telegrama a la Junta Federal informando los pormenores de la batalla y su sangrienta victoria. Hemos tenido muchas bajas, las bajas del enemigo son mayores y el triunfo completo y definitivo. Sírvanse manifestar al pueblo de La Paz que se han cumplido los compromisos contraídos el 16 de diciembre de 1898. Para los sucrenses la perdida de la capital era peor que perder el pacifico.
El 14 de abril, la Junta de Gobierno decreto: Articulo Primero.- La ciudad de La Paz es la Capital de la República. Artículo Segundo.- El próximo 6 de agosto se reunirán en esta ciudad las altas corporaciones judicial y administrativa, con el mismo personal que actualmente funciona. Firmado por Serapio Reyes Ortiz y Macario Pinilla.
Pando no pensaba igual. Respondió en un telegrama: “Expedir decreto de cambio de la Capital de la República, seria declarar otra guerra civil. (…) Declinó el honor de ser parte de la Junta de Gobierno. Soy jefe del Partido Liberal que me impuso deberes”. Esta respuesta hizo crisis en el mando paceño y disolvió la Junta Federal. En ese momento La Guerra Federal, se trasformo en la Revolución Liberal. O la Guerra federalista trucha.
La crisis entre paceñistas y Pando se resolvió con el acuerdo de convocar a una Convención en Oruro para: reconstituir los poderes públicos, tratar tema Federal y la localización de la capital.
El 20 de octubre de 1899 se reunió La Convención Nacional. Luego de casi 2 horas de deliberaciones, Pando fue elegido Presidente. Debatió entre otros dos importantes tema: 1) El asunto de la capital, el mismo que después del debate fue archivado, por no existir consenso. 2) El federalismo, este tema fue de amplio y acalorados debates. No pudiendo ponerse de acuerdo y estando parejas las fuerzas, se decide por la votación, la cual dio un empate (El 100% de la representación cruceña voto por el federalismo).Tocaba Pando como Presidente dirimir el la paridad. Pando vota en contra. El federalismo también es archivado... “para una nueva legislatura”.
¡Este fue el grandioso final de la guerra Federal trucha!


HOMENAJE A LOS CAÍDOS EN COSMINI Y AYO AYO
El monumento levantado en el Cementerio General de Sucre en homenaje a los 27 héroes de la batalla de Cosmini – Ayo – Ayo es una obra magnífica que invita a la reflexión, cómo valientes chuquisaqueños entregaron sus vidas por la reivindicación de los derechos de la tierra que los vio nacer.
Se desconoce el nombre del autor de esta obra, lo que si se sabe es que fue traída de Europa. Erigida posiblemente entre los años 1907 – 1908 por gestión del Comité Patriótico Chuquisaqueño en memoria de los caídos en Ayo – Ayo el 24 de enero de 1899 que lucharon por evitar el traslado de los Poderes Ejecutivo y Legislativo de Sucre a La Paz.
BIBLIOGRAFIA
Querejazu C.Roberto “La mal llamada Guerra Federal”.
Velásquez A Julio César. “Acerca de la capitalidad de la República de Bolivia”.
Rodríguez F Alberto. Documentos para la Historia de la Guerra Civil 1898-1899. H. Alcaldia Municipal de Sucre 1999
Ponce S Carlos; Montaño D. Ana María. “La Revolución Federal de 1898-1899”.
Loayza Joaquín: “Agua del Inisterio” Número Cuatro. Publicación de Fundación Cultural de Mutual La Plata
Roca José Luis: “Fernández Alonso Severo” Diccionario Histórico de Bolivia Edit. Túpac Katari Sucre 2002
Condarco Morales Ramiro “La Guerra Federal” Cimientos de Chuquisaca Soboce La Paz 2001
Loayza Joaquín;”Los derechos de la Capital de Bolivia como asiento de los órganos del poder publico de Bolivia” http://sucrecapitalidadplena.blogspot.com
Sánchez S, Gonzalo “Breve historia de la Guerra Civil (1898-1899) http://sucrecapitalidadplena.blogspot.com/
Limpias F. Javier ¿Guerra Federal? http://www.portalchuquisaca.8m.com/

****************************************

PROCLAMA DEL PRESIDENTE SEVERO FERNÁNDEZ ALONSO AL EJÉRCITO CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA A TIEMPO DE ABRIR CAMPAÑA MILITAR CONTRA LAS FUERZAS FEDERALES DEL CORONEL JOSÉ MANUEL PANDO (*)CAMARADAS:
“Entramos en campaña como soldados de ley.
“La tranquilidad bienhechora y fecunda, a cuyo amparo desplegaba Bolivia todas sus energías, rehaciéndose trabajosamente de pasados desastres y labrando venturo y no lejano porvenir, ha sido ha sido siniestramente turbado por el grito de la rebelión lanzada en La Paz; rebelión no contra la persona del gobernante, sino contra la ley; no contra el Ejecutivo actual, que habrá de pasar brevemente, sino contra la Constitución misma del Estado.

“Vamos presurosos a restablecer el orden normal en aquel importante centro; vamos a ello no con la saña del enemigo, sino con la serena inflexibilidad del guardián de las instituciones.

“No marcharemos contra La Paz rica y hermosa circunscripción de la Patria, ciudad querida de nosotros. Marchamos en amparo de ella, que hoy gime bajo el imperio de la demagogia y bajo el terror que infunde una parte de la muchedumbre sublevada contra todo fuero y principio por pasiones desenfrenadas y prematuras ambiciones de un grupo de políticos extraviados.

“Marchemos a libertarla de la momentánea dominación que arteramente han logrado, por fin sobre ella ciertos políticos que tienen conquistada en los fastos de nuestra historia, la triste celebridad de ser los demoledores constantes del orden, perpetuos conspiradores contra la quietud y el bienestar de los vecindarios, enemigos declarados del progreso de la nación, de su crédito en el extranjero y de su prestigio internacional.

“No abrimos campaña contra un sistema de gobierno sino contra una rebelión.
“El gobierno federal podía implantarse y regir en Bolivia, si así lo quieren los pueblos, y lo resuelven, previa la tramitación constitucional, las honorables cámaras legislativas, que se hallan ampliamente autorizadas por la Constitución misma que hoy nos rige para reformarla parcial o totalmente.

“Surgirá entonces como expresión de la soberanía nacional, no como imposición odiosa de la facción revolucionaria de una ciudad; por importante que ella sea sobre todos los demás departamentos de la república.

“Surgirá como obra meditada, y por lo mismo duradera, del estadista; no como una transformación brusca e inconciente, que decretarán en las calles y plazas de una ciudad, multitudes deliberantes enardecidas por tribunos de barricada.
“Entre tanto, mientras esa reforma no sea sanciona constitucionalmente y por el poder público muñido por la ley de facultad para el efecto, seguiremos acatando y haciendo cumplir la Constitución unitaria; tipo de gobierno a cuya sombra nació Bolivia, con cuyos prestigios brilló en el periodo glorioso de nuestra vida republicana, y que consagran las libertades públicas más amplias y las garantías individuales más perfectas.

“Es contra esa Constitución, es contra el arca santa de nuestras instituciones, que una parte del pueblo de La Paz se ha levantado en armas.
“Corramos soldados de la ley, a restaurar el reinado de ella y de todas las garantías que consagra.

“Corramos a rasgar la venda que cubre los ojos de muchos de de los hijos (de) La Paz, y a devolverle a ella su libertad; seguros de que entonces, La Paz y Sucre, el sur y el norte, y todos los departamentos de la república se estrecharán en el grandioso y fecundo abrazo de la patria común, de unas mismas tradiciones gloriosas, de una misma bandera y de unos mismos emblemas nacionales, de una historia idéntica y de un porvenir solidario.

“Haced flamear la tricolor amada; resuene desde este privilegiado centro de nuestra nacionalidad, con la dilatada y majestuosa resonancia de las músicas marciales, el himno de la Patria.
“Y en medio de sus mágicas armonías, broten de lo íntimo de nuestros corazones y todo el aliento de nuestros pechos, estas invocaciones del patriotismo.

¡VIVA BOLIVIA!
¡VIVA LA UNIÓN NACIONAL!
¡VIVAN TODOS LOS DEPARTAMENTOS DE LA REPÚBLICA!
¡VIVA EL EJÉRCITO DE LA PATRIA!
¡VIVAN LAS FUERZAS DE LÍNEA, LOS CONSCRIPTOS DE ORURO Y LAS PLÉYADES BRILLANTES QUE DE LA CAPITAL ACUDEN PRESUROSAS EN DEFENSA DEL RÉGIMEN CONSTITUCIONAL!

(*) Fuente: http://www.sucre.gob.bo/capitalidad/

Dr. Antonio Dubravcic

sábado, 28 de mayo de 2011

LA AUTONOMIA REVOLUCIONARIA DE CHARCAS






Paola Revilla Orías
La autora es historiadora boliviana que radica en Suiza
Ginebra, 25 de mayo de 2006
Los hechos que motivaron el levantamiento del 25 de mayo de 1809 en la ciudad de La Plata, Sede de la Real Audiencia de Charcas, han merecido a lo largo de los años la atención de varios estudiosos que abordaron desde diversas ópticas esta insurrección popular por demás significativa para la historia boliviana e hispanoamericana (1).

No obstante, es necesario considerar que la historiografía boliviana durante el siglo XIX, y gran parte del siglo XX, adoleció de cierta tendencia a la idealización de los hechos, presentando una sucesión de incidentes que conducían inexorablemente a la independencia. Así, la historia se llenó de héroes-precursores de un destino, alimentando discursos de tinte nacionalista sobre una época en la que ni siquiera se habían dibujado las fronteras de los actuales países hispanoamericanos, y mucho menos se había elaborado su imaginario nacional. Esta lógica suele mostrar a los Estados-nación como algo ya dado sin considerar la organización política colonial, por ende no abarca la historia en su real dimensión, y mucho menos los factores coyunturales de un fenómeno revolucionario que Gunnar Mendoza llamó "una experiencia colectiva americana"(2).

En efecto, teniendo en cuenta que la jurisdicción de la Real Audiencia de Charcas llegó a extenderse desde el Cuzco por el Norte, hasta Buenos Aires por el Sur (con Tucumán y Paraguay incluidos) y desde las Costas del Pacífico (con el desierto de Atacama, por el Oeste) hasta las del Atlántico (Estuario del Río Plata, y la frontera con el Brasil por el Este), es posible afirmar como Charles Arnade que: "[…]

En Sudamérica no hubo otro organismo que ejerciera tanto poder sobre tanta tierra […]"(3). Consecuentemente, La Plata, núcleo de la dinámica de movimientos políticos, económicos, sociales y culturales de la vida charqueña, influyó en los destinos de varios de los actuales países de América del Sur: Argentina, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú. Además, a fines de la Colonia, el conjunto charqueño era una zona geográficamente diferenciada, fluctuante entre dos fuerzas virreinales –Perú y Río de La Plata– con una posición estratégica para el comercio de la época, económicamente privilegiada, constituyendose así en un lugar apto para consolidar una entidad autónoma. Es más, su núcleo, La Plata, se había erigido desde muy temprano prácticamente en una pequeña Corte, ya que albergaba una estructura político-administrativa propia –la Real Audiencia–, eclesiástica –el Arzobispado– e intelectual –la Universidad–, cada una de muy alto rango y bien dispuesta para atender las necesidades del conjunto. Los Ministros de la Audiencia se habían mostrado particularmente conscientes de los intereses de su jurisdicción, pugnando por alcanzar mayores prerrogativas de autogestión(4).

Lo que refleja el desarrollo de cierta consciencia de pertenencia a un destino común.Por otro lado, a fines del siglo XVIII se percibe en Charcas un dinámico proceso de americanización de la composición de los órganos administrativos y de las milicias urbanas. En el plano comercial, a principios del siglo XIX España era ya incapaz de impedir que los charqueños con capital y medios de transporte comerciaran con el resto del mundo. Los frenos que intentaba imponer Cádiz sólo envilecían más las relaciones.

Los escritos del Fiscal de Charcas Victorián de Villava (1747-1802) (5) son prueba fehaciente del estado de descontento y de las ansias legítimas de vindicación de los americanos –tanto criollos y mestizos desahuciados en sus aspiraciones, como indios y negros explotados-, quienes abogaron legalmente durante años por la reforma de un Gobierno contra el que poco después se levantarían. El rechazo de la vieja Escolástica dentro de las aulas de la Universidad de San Francisco Xavier y en la Academia Carolina, en el siglo XVIII, refleja las ansias de rebelión a lo que se vivía como un sometimiento filosófico (6).

La necesidad erudita de abordar diferentes asuntos del saber desde nuevas perspectivas, motivó a muchos letrados en Chuquisaca a transgredir los límites de la censura de la época. La existencia y circulación de libros con doctrinas vedadas de la Ilustración en La Plata a fines de la Colonia nos da una idea de la savia que nutrió a la minoría intelectual de la ciudad donde se elaboró la pedagogía revolucionaria de Charcas (7).

No obstante, hay que aclarar que las armas legales de las que se valieron los doctores charqueños para justificar la resistencia al mal gobierno, las encontraron en la misma tradición filosófico-política –Santo Tomás de Aquino, Francisco Suárez- estudiada en San Francisco Xavier. El contenido de los pasquines anónimos que circulaban en la época es otra muestra del sentir del momento. A diferencia del discurso oficial, los papeles anónimos defendían sin tapujos el derecho al autogobierno, y en muchos casos llamaron directamente a tomar las armas en pos de la emancipación continental (8).

Las mismas tertulias entre amigos en La Plata se habían convertido en verdaderas reuniones de compañeros de filosofía, en las que se criticaban los vicios del mal gobierno, y donde con el tiempo se empezaron a tramar verdaderas conspiraciones contra algunas autoridades(9).
Los últimos sucesos en España significaron la coyuntura propicia para consolidar a nombre de Fernando VII el cautivo, anhelos largamente meditados de un gobierno propio. Los mismos revolucionarios vieron en esta salida fidelista una buena forma de evitar el desmoronamiento violento de sus planes mientras ampliaban sus redes en el resto del Continente. Hay que puntualizar que las providencias tomadas por la Audiencia Gobernadora durante los siete meses de su gestión en La Plata tuvieron un marcado carácter autonomista, ya que sus autoridades se alzaron incluso ante el Virrey, pretendiendo gobernar sólo ante Dios y el Monarca. Debemos pues tener presente que el pronunciamiento por la autogestión no implicaba necesariamente en un primer momento la separación de la Metrópoli, sino para una reducida minoría revolucionaria. Es decir que no se puede hablar de una ruptura drástica en el paso de la Colonia a la Independencia en Charcas, sino más bien de un proceso de transición progresiva con varios puntos de continuidad. De cualquier forma, no cabe duda de que el movimiento autonomista pre-emancipatorio iniciado en la Audiencia de Charcas era un síntoma claro de que el orden colonial había llegado a su fin, y de que dicho territorio quería "pertenecerse exclusivamente a sí mismo". Poco a poco se habían ido consolidando las posibilidades materiales y espirituales que cuajaron en la revolución de 1809, cuyo primer grito ha dado mucho de que hablar, aunque lo más interesante es sin duda identificar –más allá de los nocivos regionalismos– la voz o voces de las que emanó, y el alcance de su eco. En efecto, la visión de una América libre y sin fronteras llevó a varios revolucionarios de Charcas (chuquisaqueños, paceños, cochabambinos, etc.) gestores de la lucha por la emancipación, a trasladarse de un lugar a otro del Continente, donde tenían establecidos sus contactos (10), para propagar aquella visión premonitoria. El pronunciamiento por el derecho al autogobierno en La Plata fue en ese sentido una hábil salida política reformista y revolucionaria, cuyo ejemplo y principales actores sentaron en mayo de 1809 las bases legales de la emancipación americana.

Notas de referencia
(1) Pensemos por ejemplo en los trabajos de Gabriel René Moreno y de Valentín Abecia Baldivieso. Entre los aportes actuales más sobresalientes encontramos los de Estanislao Just Lléo y José Luis Roca.
(2)Cfr. GUNNAR MENDOZA, en: Revista de la Universidad de San Francisco Xavier, t. XX, nrs. 47-48, años 1956-1957, Ed. Imprenta Universitaria, Sucre, pp. 14-15.
(3) Cfr. ARNADE W. Charles, La Dramática insurgencia de Bolivia, Ed. Juventud, 5ta ed., La Paz, 1999, p.13.
(4)Cfr. "Informe de la Audiencia de Charcas a S. M, de 19 de octubre de 1809", trans. AHN: leg. 21 271, f. 13, en: ABNB: AGML, f. 76c. Aquí el Fiscal Miguel López Andreu -durante el Gobierno de la Audiencia sublevada el 25 de mayo-, expone una serie de razones para el desmembramiento de Charcas de la cabeza del Virreinato, subrayando los rasgos particulares de su territorio y las facultades de autogobierno.
(5)Cfr. "Proyecto político de reforma del Gobierno de España" (1797), "Discurso sobre la Mita en Potosí" (1793).
(6)Cfr. "Diálogo entre Don José de Alcalá, y el Procurador Patricio Malavia, etc.", en: ABNB: Mss GRM 19.
(7)El ABNB guarda algunos inventarios de aquellas bibliotecas, en los que figura la obra de Locke, Bossuet, Grocio, Pufendorf, Montesquieu, Calvino, Mariana y Suárez entre otros. Hace poco encontré en Sucre un ejemplar del s. XVI del Nuevo Testamento traducido por Erasmo de Rotterdam con tachaduras de la Inquisición.
(8)Uno de los más conocidos es el "Diálogo entre Atahuallpa y Fernando VII".
(9)Ver por ejemplo la "Representación de Dn Manuel Antonio Tardío ante el Virrey en agosto de 1809", en: ABNB: Mss GRM 164.
(10)Buena parte de los revolucionarios de la época se movía entre Charcas y las Provincias del Río de La Plata. Existió también comunicación fluida por aquellos años entre el charqueño Juan Larrea Rodríguez Quiroga, líder del movimiento juntista de Quito y los hermanos Zudáñez y Lanza. Las conexiones entre movimientos esperan nuevas y útiles investigaciones.


JUANA AZURDUY



RENDIMOS NUESTRO HOMENAJE A UNA GRAN CHUQUISAQUEÑA
En este 25 Mayo quiero resaltar esta historia para leer y comprender que significa la fechas que conmemoramos, y esta es una de ellas, la historia de una Heroína de la Independencia Sudamericana, la Guerrillera de America, la chuquisaqueña

Juana Azurdui


Por Mara Espasande (*)
¿Cuántas mujeres políticas podemos nombrar?, ¿Cuántas filósofas, historiadoras, militares, poetas, escritoras? Hasta el más erudito podría descubrir que sólo encuentra un pequeño puñado de nombres…
La historia mundial, latinoamericana y argentina es una historia de hombres hecha por hombres. Una hipótesis para explicar esta situación podría sostener que en el marco de una sociedad patriarcal, la mujer quedó relegada al ámbito privado. Sin embargo, indagando en nuestro pasado descubriremos que esto no fue así. Si bien la estructura social condiciona el papel público de las mujeres, fueron muchas las que se animaron a quebrar esa barrera y protagonizar acontecimientos fundamentales para la historia de nuestra patria.
Cuando estas mujeres -además de tener la osadía de desafiar esta estructura social- se comprometieron con las luchas por la liberación de nuestros pueblos, sufrieron un doble silenciamiento: por su género, pero también por su pelea contra la clase dominante y las estructuras de opresión. “Malditas” al decir de don Arturo Jauretche, que “habiendo protagonizado hechos importantes o habiendo realizado obras valiosas, en ambos casos antagónicos al sistema predominante, han sido hundidos (diríamos hundidas en este caso) en el silencio y el olvido, para que las mayorías populares de hoy no puedan adquirir sus ideas o sus trayectorias para enriquecerse en la continuidad de la misma lucha”(1).No se trata entonces de hacer una historia paralela, ni caer en reduccionismos simplistas, ni ensalzar sus figuras individuales y vidas ejemplares que sin duda llevaron a cabo. Nos proponemos desde una óptica de la sociedad en su conjunto, hacer justicia con esa “mitad invisible de la historia” (2) que junto a muchos hombres lucharon por la construcción de la patria grande. La independencia se presenta en la historiografía liberal como la “gesta de los grandes hombres”. Hombres políticos, militares, escritores, intelectuales. Bien podría cuestionarse ¿no aparecen las mujeres en el relato de Mitre, cociendo las banderas, haciendo los trajes militares, donando sus joyas para el engrandecimiento del Ejército de los Andes? Es verdad, las mujeres aparecen instaladas en un lugar complementario, servicial a las demandas del momento, “colaboradoras necesarias”, pero no protagonistas y siempre actuando dentro del ámbito privado.
Juana Azurduy fue una de esas mujeres, que se convirtió en líder montonera en la guerra contra los realistas en el Alto Perú, siendo ésta una de las batallas más difíciles y sangrientas de la gesta de la independencia americana.
Oriunda de Chuquisaca nace en el seno de una familia con una buena posición económica. Ya a los 16 años en el Convento de Santa Teresa donde estudiaba, organiza reuniones clandestinas donde siguen apasionadamente la sublevación de Túpac Amarú. Expulsada de esta casa de estudios, se casa con Manuel Padilla con quien tiene 4 hijos. El matrimonio apoya los levantamientos de Chuquisaca y La Paz de 1809. Una vez desatada la guerra en 1810 Manuel organiza la resistencia contra los realistas en el Alto Perú. En ese momento Juana junto a otras mujeres dejan su hogar para sumarse al ejército. Por su conocimiento del quechua y aymará convoca a los indios a incorporarse a la guerra, “seguir a Juana es seguir a la tierra” comentarán respondiendo a su llamado. Luego de las derrotas patriotas de Vilcapugio y Ayohuma nacerá la “Guerra de republiquetas” en las cuales Juana realiza un pacto con el Cacique Juan Huallparrimachi que forma el cuerpo de “Los Húsares”. En el transcurso de la guerra mueren sus cuatro hijos y ella queda embarazada. Resulta casi increíble imaginar a Juana pariendo en medio del territorio de guerra, dando a luz y con su niña en brazos luchar contra un grupo de realistas que la había encontrado, para llegar a un poblado indígena donde poner al resguardo a la recién nacida y continuar la batalla. El cargo de “Teniente Coronel” otorgado por Manuel Belgrano y la visita del Libertador Simón Bolívar, son los únicos reconocimientos que Juana recibe. Al finalizar las guerras de la independencia entrará en el olvido y exclusión muriendo en la pobreza extrema en 1862. Juana constituye un ejemplo por su compromiso con la realidad política de su época hasta las últimas consecuencias. Por la postergación de los intereses personales en pos de la construcción social. Esta es una de las tantas mujeres silenciadas de América Latina al igual que Macacha Güemes, Martina Céspedes, la haitiana Marie-Jeanne, Paula Jaraquemeda en Chile, Francisca Javiera Carreda, Josefa Camejo en Venezuela o Manuelita Sáenz en Ecuador. Junto a ellas hubo mujeres indígenas, mestizas y criollas que quizás sea nuestra tarea integrarlas a nuestra memoria colectiva. Historias que sin duda, nos interpelan como mujeres, argentinas y latinoamericanas, ¿cuáles son las luchas presentes?, ¿dónde la patria necesita nuestro compromiso y esfuerzo? Estamos convencidas de la riqueza y la fuerza que tenemos para aportar en la construcción de esa patria grande que no pudo ser alcanzada en el siglo XIX. El siglo XXI recién comienza y su historia está por escribirse.
(1) Galasso, Norberto (Compilador). Los Malditos. Hombres y mujeres excluidos de la historia oficial de los argentinos. Buenos Aires, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2005 Volumen I, Pág. 20.
(2) Vitale, Luis. La mitad invisible de la historia. El protagonismo social de la mujer latinoamericana, Buenos Aires, Editorial Sudamericana-Planeta, 1987.
(*) Profesora en Historia. Autora de Los Malditos, tomos I, II, III y IV



Hay una cancion para escuchar, en este caso cantada por Mercedes Sosa
http://youtu.be/SERg8GKCNeA




Juana Azurduy
(Letra: Féliz Luna - Música: Ariel Ramírez) Juana Azurduy,
flor del Alto Perú:
no hay otro capitán
más valiente que tú. Oigo tu voz
más allá de Jujuy
y tu galope audaz,
Doña Juana Azurduy. Me enamora la patria en agraz,
desvelada, recorro su faz;
el español no pasará
con mujeres tendrá que pelear. Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú. Estribillo Truena el cañón,
préstame tu fusil
que la revolución
viene oliendo a jazmín. Tierra del sol
en el Alto Perú,
el eco nombra aún
a Tupac Amaru. Tierra en armas que se hace mujer,
amazona de la libertad.
Quiero formar
en tu escuadrón
y al clarín de tu voz atacar

SER CHUQUISAQUEÑO

Ser chuquisaqueño es cantar la cueca “Flor de Chuquisaca” mientras admiras los lilas tarkos del Parque Bolívar y los alrededores de las avenidas de Sucre, degustar un chorizo en las Siete Lunares con un ajicito padillense, comer los quesos frescos de Azurduy, tomar los vinos de Camargo, y guitarrear, y serenatear hasta el amanecer, hasta quedarte dormido bajo el regazo del Sica-Sica y el Churuquella.

Ser servicial con el gringo que te pregunta dónde queda el Che Ratón, porque le han contado de sus picantes mixtos; y eso que no se ha enterado aún de la sullka del Vergelito. Si viajaras tierras adentro, te atenderían de película con un churrasco a lo chaqueño en Monteagudo y Muyupampa.

Ser chuquisaqueño es pasear por el Inisterio en busca de su agua para la inteligencia y, si no la encuentras, hasta que aparezca, tomarte una chicha empulada de doña Panchita.

Desfilar en la fiesta patria de punta en blanco por la Plaza 25 de Mayo y después enfilar para el Patio, donde esperan las empanadas con refrescos. Más tarde llegará el mondongo y, de fondo, el ritmo cadencioso de don Román Romero o del piano inolvidable de don Fidelito Torricos.

Soñar despierto con la chispa de Luis Ríos Quiroga, escuchar los sabios consejos de Gastón Solares o del doctor Gabriel Peláez, dejarse llevar por la voz de Jorge Poppe en Horizontes o la solitaria quena de Joaquín Loayza.

Cómo no recordar los eternos sones de William Ernesto Centellas, que llegaban de la mano de Gregorio Donoso desde la radio La Plata, el pensamiento de Hugo Poppe Entrambasaguas, de don Gunnar Mendoza y de Joaquín Gantier, eterno custodio de la Casa de la Libertad. Y cómo no seguir esperando la vuelta de Gonzalo Gantier a las aulas universitarias, y de Eber Baptista a los micrófonos para que nos devuelva al entrañable Jorge Revilla Aldana.

Ser chuquisaqueño es ser fuerte como el cemento, añejo como un dinosaurio. Ser paciente como un roble, mientras esperas y esperas la materialización del nuevo aeropuerto.

Ser loco orgulloso de tu equipo liguero, del charango de Villa Serrano, el más grande del mundo; de la reina chuquisaqueña, la más hermosa de Bolivia.

Ser joven de espíritu y bolichear por la Nicolás Ortiz o la Avenida de las Américas, calentando motores que al día siguiente se agita la bandera a cuadros en el Circuito Oscar Crespo.

Pero nada como la roja y blanca, tu bandera. Nada como gritar capitalía no porque te obligan, sino porque el sentimiento regional te lo reclama. Nada como bailar con la fe puesta en la Virgencita o como escuchar a la voz inconfundible de Matilde Casazola en su recital poético  para, más tarde, celebrar todos juntos —locura de remate— cantando “Padillita de mi vida” hasta bien entrada la mañana.

En un día como hoy, cuando los sucrenses recordamos el primer grito de libertad, surgen un millón de recuerdos, de historias. Y las costumbres, pero más las tradiciones, afloran. Porque aquí florecen rojos claveles y se cultivan los sueños de Manuel Ascencio Padilla; aquí cabalga todavía la Juana con sus valentías; aquí susurra Jaime de Zudáñez la injusticia de que le persigan de manera implacable por no haber besado nunca la adulación. Aquí mismo, donde se producen los famosos chocolates Taboada y Para Ti; donde la cueca es conquistadora y el bailecito, atrevido.

La capital, como el resto del país, atraviesa por un momento de cambios. Aquí se ha fundado la República y aquí se ha levantado el templo de la independencia: La Casa de la Libertad; símbolo de la bolivianidad.

Hoy, más que nunca, los sucrenses debemos aferrarnos a nuestras raíces para proyectar nuestra identidad de hombres y mujeres con don de integración a todo el territorio nacional y así consolidar juntos, en paz, la unidad de Bolivia.

viernes, 27 de mayo de 2011

LEVANTAMIENTO DE CHUQUISACA 1809

La campana de San Francisco, rompió el silencio y llamó a conquistar la Libertad, el mensaje fue escuchado por los pueblos latinoamericanos que siguieron el ejemplo de Chuquisaca



Emilio A. Bidondo (*)
Ahora sí veamos lo ocurrido en ese año de 1809 en otra de las regiones componentes del virreinato del Río de la Plata.

A comienzos de ese año, el claustro de la Universidad de San Francisco Javier -más conocida como: de "Charcas"- se conmovía por una seria incidencia. Se le había pedido que emitiera juicio sobre las aspiraciones -diríamos mejor planteos- de la Infanta Carlota Joaquina, ahora en la corte portuguesa trasladada al Brasil, que pretendía asumir, como hermana de Fernando VII, los poderes del reino español envuelto en un conflicto con el emperador de los franceses.

La universidad informó que el escrito de la Infanta le parecía subversivo y su dictamen pasó a manos del virrey en Buenos Aires, quien como respuesta ordenó que la corporación destruyera los documentos relacionados con esta consulta, cosa que efectuó el Presidente de la Real Audiencia de Charcas, don Ramón García de León y Pizarro.
El hecho sirvió de detonante, y la reacción contra tal proceder se produjo de inmediato, pues el claustro y e' pueblo de Chuquisaca se pronunciaron por el alzamiento contra la autoridad. En apoyo de tal idea Bernardo Monteagudo hizo circular una sátira contra el régimen español, a la que tituló: "Diálogo de Atahualpa y Fernando VII".

Bueno es advertir que este Monteagudo, quien al decir de Echagüe, "durante sus años de universidad había estudiado mucha teología y mucha escolástica, pero preferentemente mucha filosofía revolucionaria", se convertiría en uno de los líderes del alzamiento contra el presidente Pizarro.

Recordamos que, en Chuquisaca, por esos días, se producían otras disputas: la del nombrado Pizarro y el arzobispo Moxo, quien instigado por el representante de la Junta de Sevilla, brigadier José Manuel de Goyeneche por un lado y por el otro por la misma Audiencia, los Cabildos secular y eclesiástico y el pueblo se enfrentó con Pizarro; tal situación, unida a lo anteriormente relatado proporcionaron el justo pretexto para iniciar el pronunciamiento, bien manejado por los doctores y la juventud estudiosa erigidos en ideólogos del mismo.

Entre los líderes de la asonada, además del mencionado Monteagudo, participaron en ella, Paredes, Lemoine, Fernández, Mercado Alzérraca, Pulido, los hermanos Zudáñez y otros togados y estudiantes.

El 25 de Mayo de 1809, vista la situación imperante, el presidente Pizarro consideró que, con algunas medidas, podría detener el alboroto que se notaba en los claustros, la Audiencia y ya también en las calles de la ciudad; por de pronto dispuso el arresto de todos los miembros de la Audiencia, quienes se ocultaron y la orden de prisión sólo se pudo hacer efectiva en la persona del doctor Jaime Zudáñez.

A todo esto los alzados habían reunido una apreciable cantidad de pobladores que esperaban el resultado de las negociaciones que el arzobispo -a pedido de los oidores Ramírez de Loredo y Vázques de Ballesteros- realizaba ante el presidente Pizarro, para que éste pusiera en libertad al doctor Zudáñez.

Como la gestión demoraba, penetró en el palacio una delegación compuesta por el teniente coronel Juan Antonio Alvarez de Arenales, el alcalde provincial Paredes y el Padre Polanco, quienes manifestaron a Pizarro y al arzobispo que, para mantener el orden ya bastante alterado y darles satisfacciones por las medidas que había tomado el primero de los nombrados, éste debía ordenar que se replegara la artillería mandada a ocupar posición, y que todas las piezas se pusieran a buen recaudo en el edificio del Ayuntamiento.

Pizarro, que en el interín había llamado en su ayuda al Gobernador Intendente de Potosí Francisco de Paula Sanz, consideró que la situación se le iba de las manos al no poder dominar el tumulto y, como no tenía noticias de Sanz, cedió a las exigencias de los complotados; mas al verificarse lo allí pactado, los oficiales leales se negaron a entregar las armas, y la guardia que acompañaba a Pizarro abrió el fuego sobre la multitud.

Este atentado produjo algunas víctimas y el furor popular se hizo inmanejable. En minutos los complotados se apoderaron de las piezas de artillería y las emplazaron en las esquinas aledañas al palacio presidencial, en tanto que otros revoltosos se hicieron con la pólvora y munición guardada por las autoridades. El fuego entablado por ambas partes, sólo cesó al saberse que Pizarro, accediendo a las reiteradas instancias de la Audiencia y el Cabildo secular, consentía en dimitir. La renuncia se hizo efectiva ya entrada la noche, siendo aceptada de inmediato, y la Audiencia asumió el mando político y militar.

Nombró urgentemente comandante general y gobernador de armas de la provincia de Charcas a Alvarez de Arenales, y éste se apresuró a restablecer el orden público muy alterado por los disturbios- y a preparar la defensa de la ciudad, amenazada por la actitud del gobernador de Potosí.

Además Arenales procedió a reorganizar las milicias de Chuquisaca y Yamparaez; "formó nueve compañías de infantería denominadas por el oficio que practicaban los individuos que las componían y para cuyo comando eligió sujetos prestigiosos y conocidamente adictos a la causa de la independencia, distribuidos así: la compañía de infantería comandada por D. Joaquín Lemoyne, 2a. de académicos por el Doctor D. Manuel Zudáñez, 3a. de plateros por D. Juan Manuel Lemoyne, 4a. de tejedores por el capitán Pedro Carbajal, 5a. de Sastres por D. Toribio Salinas, 6a. de sombrereros por D. Manuel de Entre ambas aguas, 7a. de zapateros por D. Miguel Monteagudo, 8a. de pintores por D. Diego Ruiz, y 9a. de varios gremios por D. Manuel Corcuera.

"Los contingentes de los Partidos de Cinti, La Laguna y frontera de Tomina, suministraron excelentes soldados para tres partidas de caballería ligera y un cuerpo de artillería; los tres primeros fueron puestos bajo las órdenes de D. Manuel de Sotomayor, de D. Mariano Guzmán y de D. Nicolás de Larrazabal respectivamente, haciéndose cargo del último el doctor D. Jaime Zudáñez; otro batallón de pardos y morenos fue organizado independientemente."

Organizadas las tropas, Arenales procedió a reforzar las defensas de Chuquisaca y a reunir las armas existentes en la ciudad, en Oruro y otras poblaciones vecinas.

Advertimos que éste levantamiento, pese a ser gestado por los hombres de toga y los estudiantes, pronto contó en su ejecución con decidido apoyo popular, lo que está probado por la presencia activa del pueblo obligando a renunciar a Pizarro, su intervención en el nombramiento de Arenales y, en fin, por la prontitud con que acudieron a formar los cuerpos de milicias que, en el término de dos días alcanzaron a sumar casi un millar de hombres.

Es de advertir que, los iniciadores del alzamiento en la "ciudad de los cuatro nombres" como denominara Gabriel René-Moreno a Chuquisaca, no se conformaron con el éxito local obtenido, "alentados por las halagadoras noticias que desde Buenos Aires, La Paz, Cochabamba, Cuzco y otras ciudades importantes les transmiten sus agentes, sobre la marcha del movimiento y de las que tomaban conocimiento en Juntas Secretas, resolvieron enviar emisarios a las Intendencias limítrofes; al Doctor D. Bernardo Monteagudo se le confió la misión de predisponer los ánimos de los habitantes de Potosí, y de propagar la semilla revolucionaria en La Paz se encargó con éxito el doctor Mariano Michel y Mercado. Además Alzérraca y Pulido fueron enviados a Cochabamba y Mariano Moreno viajó con el mismo objeto a Buenos Aires.

Como puede inferirse de los párrafos transcriptos, los sublevados eran conscientes de que, uno de los peligros más grandes que corrían, fincaba en el posible aislamiento a que se veían sometidos en cuanto las autoridades alto peruanas reaccionaran, de ahí su premura por difundir sus ideas y buscar nuevas adhesiones. En este sentido procedían con habilidad.

El alzamiento prosiguió con sus actividades sin encontrar oposición, hasta que el gobernador .de Potosí, Francisco de Paula Sanz, designado por el virrey del Río de la Plata para reponer en su cargo al presidente Pizarro, avanzó con sus tropas al tiempo que ordenaba a los caciques adictos: Martín Herrera y Chairiri que lo auxiliasen con armas, víveres y sobre todo con hombres.

Por su parte Arenales siguió organizando la defensa. En ella colaboró uno de los futuros más notables caudillos altoperuanos, don Manuel Asencio Padilla, alcalde pedáneo de la doctrina de Moromoro, quien con las tropas que pudo reunir en las regiones de Tomina y Chayanta, atacó al cacique Chairiri -destacado por su crueldad y lo tomó prisionero; los indios partidarios de la revolución lo degollaron y clavaron su cabeza en una pica.

A Sanz pronto se le unió el general Vicente Nieto nombrado por el virrey de Buenos Aires para suceder a Pizarro en la Audiencia de Charcas- y ambos avanzaron sobre la sublevada Chuquisaca, donde entraron tardíamente y no sin vencer alguna resistencia, el 24 de diciembre de 1809.

Nieto inició una actuación sumaria contra los perturbadores del orden, y varios de sus cabecillas fueron confinados en distintos lugares del virreinato. Paralelamente, Nieto ordenó la disolución de las nueve compañías de criollos, mestizos e indios que movilizara la Audiencia.

Alvarez de Arenales -a quien hasta ese momento no se había sancionado por su activa participación en la revuelta- contrariado por las disposiciones de Nieto, solicitó licencia por enfermedad para pasar. a Salta, donde residía su mujer e hijos; el pedido le fue concedido, sin embargo, entonces lo detuvieron por su actuación anterior en la revuelta y luego de seis meses de prisión fue el primero de los revolucionarios de entonces que pasó a ser confinado en las Casamatas del Callao.

Luego veremos la diferencia entre la represión de Chuquisaca y la futura inmediata de La Paz. En la primera el levantamiento que fuera acaudillado por universitarios, no fue nada sangrienta, quizás por que la masa de sus dirigentes habían sido letrados y hasta estuvo con ellos algún español -el caso de Alvarez de Arenales- o, tal vez en razón de que el movimiento insurreccional no pretendiera, de entrada, declarar la independencia y, aparentemente, al principio sólo se trató -por lo menos en su etapa conspirativa- de derrocar a las autoridades que según los levantiscos, estaban en convivencia con la Infanta Carlota.

Fragmento extraído del libro: LA EXPEDICIÓN DE AUXILIO A LAS PROVINCIAS INTERIORES de
Emilio Bidondo – Círculo Militar – 1987.
(*) Fuente: Historia de Salta 1809

Homenaje a Chuquisaca




Bandera Chuquisaqueña
Germán Zelada Urioste

Mi bandera está en la altura
flameando con altivez
con la Cruz de San Andrés
roja sobre su blancura.
Es signo de la bravura
del pueblo de mis mayores,
en mi verso los honores
le rindo con gran fervor
y le juro por mi honor
jamás cambiar sus colores.




La Calancha
Germán Zelada Urioste

Una bala es disparada
y de pronto, en La Calancha,
el albo lienzo se mancha
con una equis colorada.
Con la sangre derramada
Cruz en aspa se ha pintado
sobre el blanco inmaculado
de nuestra sagrada enseña,
Bandera Chuquisaqueña
que el déspota ha profanado.

jueves, 26 de mayo de 2011

POEMA A CHUQUISACA (*)



Homenaje al Bicentenario del Primer Grito de Libertad Americana
1809 – 25 de Mayo- 2009

Chuquisaca es mujer, es madre y es libertad.
Es fecunda y generosa. Es dulce y es fuerte.
Chuquisaca es mujer y Sucre son sus ojos.
En sus entrañas se gestan hijos e hijas valientes
que la defenderán siempre con bravura y amor.
Como hace casi 200 años, ahora sus hijos,
quienes se han formado en la calidez de su
regazo y sujetados por sus fuertes brazos,
alzan la voz con coraje, mientras
se encaminan hacia un mañana mejor,
que como luz de esperanza,
indica el destino promisorio a esta tierra libre
y mil veces bendita.

¡FELICIDADES SUCRE Y CHUQUISACA,
CUNA DE LA LIBERTAD AMERICANA!!

(*) autor anónimo

NI UN PASO ATRÁS....



HOMENAJE A LA CALANCHA



Julia Pino Klinger
Sucre, un 15 de agosto amaneciste
Desolada y triste.
En este día fatídico tu calvario empezó
Tus adversarios, sus mortíferos dardos lanzaron
Sin clemencia la primera estocada te clavaron
Tus hijos despertamos despavoridos
Como aquel león dormido.
Para devorar a traidores y tiranos
Ciudad culta, cuna de patriotas, noble y pacífica
Ciudad blanca, tus inmaculados muros se mancharon de sangre
Tus hijos de pie nunca de rodillas
Juramos defenderte, luchamos y lucharemos
Con dignidad y orgullo
Más de mil quinientos ayunadores
Autoridades y el pueblo entero
Unidos en el dolor y la impotencia
La Cuatricentenaria Universidad de San Francisco Xavier,
liderizó como en Ayo Ayo y Cosmini,
la defensa de nuestros derechos de capitalidad.
Pedimos justicia y equidad
Ni los fallos judiciales se acataron
Los días eran cortos para la lucha
Nuestra única arma la palabra
Y los gritos de la libertad
Sucre ardió en llamas de cólera y patriotismo
Las noches largas, el frío y el hambre
Sin piedad nos agobiaron
La bronca iba en aumento
Y los gases ahogaban nuestro aliento
La metralla asesina del Mariscal de la Calancha
Segó la vida de tres inocentes víctimas
Gonzalo, Juan Carlos y José Luís
Y más de cuatrocientos heridos
Hijos mártires, héroes de la Capitalía y la Democracia
Llanto y dolor en los familiares
El pueblo entero lloró, se desesperó
Las calles, las plazas, los cerros y la Calancha.
Testigos mudos de sangrienta masacre
Sin piedad acribillaron a un pueblo indefenso.
Los ríos aumentaron su caudal
Con las lagrimas y la sangre de tu pueblo
Te desangraste sin piedad
Te hirieron en un recinto militar
Los muertos, los mutilados, los huérfanos
Las madres y viudas claman justicia y castigo
Tus hijos adoptivos lucharon con valor y esperanza
Los asesinos serán condenados
Canallas indolentes e insensibles, vuestra tumba esta cercana
Beberán la hiel de su propia destrucción
La maldición de tu pueblo caerá sobre ellos
Los advenedizos, los bastardos y los hijos mal paridos
Merecen el escarnio, el desprecio y no tendrán perdón
Quince años duró la lucha de la independencia
Por la Capitalía, no importa lo que dure
La guerra está declarada, chuquisaqueños de pie
Firmes en la batalla, juramos defenderte
¡Oh, Sucre del alma! Tus leales hijos te defenderemos
Hasta el triunfo final. ¡Oh, Bella Capital!
El 24 de noviembre consumaron su pérfida traición
Con sangre, luto y dolor aprobaron su constitución
Y en comparsa a Oruro se fueron
Y con música fúnebre de fondo sus manos levantaron
Y el jolgorio en la lotería continuaron
Sucre, tus puertas están selladas para traidores y tiranos
Si alguien osara penetrar de rodillas ante tu altar se postrarán
Basta, basta, ¿Hasta cuándo Chuquisaca serás menospreciada,
Amenazada, olvidada y bloqueada?
Tus nobles hijos, vigilantes estamos contigo
¡¡Ni un paso atrás!!

Sucre, noviembre 2008

CONOZCA SUCRE, CAPITAL DE BOLIVIA
















Sucre, Capital de Bolivia, se encuentra a 2860 mts. s.n.m. Tiene un clima templado casi todo el año. Por lo general, el cielo casi siempre está muy azul y en invierno se puede disfrutar del sol ininterrumpidamente.

En Sucre convergen diferentes grupos étnicos indígenas que son parte de la diversidad cultural de la región. En las calles, ferias y pueblos rurales de su entorno, pueden advertirse complejos y coloridos tejidos, lenguaje, música, creencias religiosas, mitos, expresiones de una cultura original como sincrética.

La Ciudad de los Cuatro Nombres

(Charcas, Chuquisaca, La Plata y Sucre)

Valentín Abecia, uno de los intelectuales chuquisaqueños más connotados, en su obra "Historia de Chuquisaca" cita:"Chuquisaca, La Plata, Charcas, son los diversos nombres bajo los que ha sido conocida la que es hoy la Capital de Bolivia, llamada, Sucre por ley de 12 de julio de 1839, quedando Chuquisaca para todo el departamento, y La Plata, para designar el Arzobispado, habiendo caducado el de Charcas juntamente con la Real Audiencia de Charcas, que desapareció con la creación de la República".

Es de nuestro conocimiento que por Decreto Ley de 12 de julio de 1839, esta ciudad colonial fue nominada como Capital Constitucional de la República de Bolivia, ello en atención a la Ley de 1 de julio de 1826, designándosela capital provisoria "mientras el Libertador Bolívar, Padre de la Patria, elija el sitio donde iba a erigirse la ciudad "Sucre" en honor al Mariscal Antonio José de Sucre.

Sucre, ciudad de las glorias históricas

Mentada ciudad señorial de los tiempos coloniales, de la guerra de la independencia y de la época republicana, cuenta con rasgos arquitectónicos que la hacen única entre las ciudades bolivianas, sumando a ello la limpieza y aseo de sus calles, buen hábito cultivado, sobre todo, desde la presencia del último presidente de la Real Audiencia de Charcas, Ramón García Pizarro por su acendrada pulcritud, suma a los rasgos del habitante de esta ciudad el buen decir y modales de sus ciudadanos, con cultivadas formas "amaneradas".

El abolengo del que viene precedido Sucre no es gratuito, sede de la Universidad Mayor de San Francisco Xavier de Chuquisaca (1624), sede del Arzobispado de la Plata (1552), y por Cédula Real, dada en Valladolid a 18 de septiembre de 1559, creado el Tribunal de Justicia y Gobierno Real Audiencia de Charcas.

En las aulas de su Casa de Estudios Superiores se cultivaron las semillas de la libertad e independencia americana, y desde donde se enviaron hacia los cuatro puntos cardinales de América a través de los emisarios y doctores salidos de sus aulas, luego del Primer Grito Libertario del "25 de Mayo de 1809", cuyo Bicentenario se espera ansiosos para celebrar y homenajear la memoria de sus héroes, próximamente.

SUCRE, REPOSITORIO NATURAL Y CULTURAL

Su hermosa arquitectura, sus plazas y paseos, los tesoros documentales informativos desde el siglo XVI hasta nuestros días; sus museos con muestras plásticas y orfebrerías, platería, arqueología y múltiples muestras de riqueza cultural le han merecido el título de "Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad", un 13 de diciembre de 1991, por la UNESCO.
El visitante del interior y exterior del país es maravillado por la belleza externa de sus edificios coloniales y neocoloniales. Cuenta con monumentos históricos heredados de la presencia jesuítica, numerosos templos construidos tras el arribo de los conquistadores españoles correspondientes a los siglos XVI, XVII, XVIII. Y una de las obras arquitectónicas de gran valor y riqueza histórica, el actual Museo de la Casa de la Libertad, donde se fundó la Universidad Mayor, Real y Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca sirviéndole como claustro, y sitio luego de la guerra de la independencia, adonde también fuera convocada la Primera Asamblea General Deliberante y luego Constituyente en que se fundó la República de Bolivia (6 de agosto 1825).

Esta ciudad patrimonial cuenta en la actualidad con un moderno edificio donde guardan los mayores tesoros documentales no sólo de la nacionalidad boliviana sino de los hermanas repúblicas latinoamericanas en el Archivo y Biblioteca Nacional de Bolivia; pero no sólo es eso en materia de repositorio documental, pues, el investigador cuenta también con otros centros documentales: el Archivo Arquidiocesano “Miguel de los Santos Taborga”, en él se puede recrear con decenas de miles de documentos de la vida y obra de la Iglesia Católica de los territorios hasta donde llegaba su dominio el Arzobispado de La Plata (parte de Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, parte del Perú y el territorio boliviano).

Junto a estos archivos existen otros dos que funcionan en el Museo de la Casa de la Libertad y el Centro Bibliográfico Documental Histórico de la Universidad Mayor de San Francisco Xavier, en este segundo existen documentos desde los tiempos de la colonia, la república y el periodo moderno.

Muestras pictóricas de grandísimo valor es también posible encontrar en la Capital de Bolivia, Sucre. Citemos algunos de los repositorios que los conservan. Museo Universitarios Charcas Colonial, se encuentra instalado en lo que fuera el Caserón del Gran Poder, Casa de la Inquisición en la colonia; cuenta con cientos de muestras pictóricas plásticas desde los tiempos de la colonia, república y hasta nuestros días en diversos fondos; en el mismo edificio también se encuentra el Museo Universitario Antropológico y Etnográfico con miles de muestras que concentran la curiosidad y atención del visitante; a estos museos se añaden otros más: Museo de Santa Clara y Museo Catedralicio en los que se encuentran muestras de gran valor religioso; y finalmente el Museo ASUR, con riquísima representación de los tejidos autóctonos andinos, quechuas y de otras culturas producidos desde cientos de años en estos territorios bolivianos.

Finalmente, otro centro de gran atracción turística, es, sin duda, el Parque Paleontológico Cretácico en cuyos alrededores se encuentran la mayor cantidad y diversidad de huellas de animales prehistóricos de todo el mundo, y, sitio, también, donde se fabricaron construyeron réplicas de estos animales del tamaño natural, en la actualidad con gran concurrencia por turistas nacionales y extranjeros.

SUCRE, CRECE ACELERADAMENTE

Sucre, es una ciudad que crece aceleradamente. Las proyecciones del crecimiento demográfico, dado el bajo índice de presencia industrial, minera, agrícola u otras formas de concentración humana, salvo de considerársela como ciudad turística y estudiantil, fueron rebasadas por la fuerte migración, sobre todo a partir de 1985, duplicándose su población en menos de una década y media (260.000), lo que ha ocasionado un desarrollo acelerado de su urbanización y un trabajo exigente a la imaginación de los diferentes gestiones del Gobierno Municipal para normar el crecimiento urbano dentro de los marcos del desarrollo sostenible, lo mismo en las políticas de abastecimiento, particularmente el incremento peligroso del mercado informal que, al igual que en sus similares del país, se hace difícil controlar, puesto que su presencia desordenada tiende a romper la estética de su centro histórico y Patrimonial.
Para los próximos años se vienen gestionando tres obras importantísimas, el nuevo Aeropuerto Internacional, el Centro Internacional de Convenciones y Cultura y el Forum Judicial, este último, en atención a que la ciudad de Sucre es sede del Poder Judicial, en ella se funcionan la Corte Suprema de Justicia de la Nación, El Tribunal Agrario, el Tribunal Constitucional y el Consejo de la Judicatura, al margen del máximo organismo judicial, los otros funcionan en edificios acondicionados.
Un futuro comprometedor es el turismo, por ello son diversos los esfuerzos que las autoridades del Gobierno Municipal, junto a sus similares de la Prefectura Departamental, la Universidad y otras entidades invierten para procurar conservar y preservar la ciudad patrimonial, no solamente la arquitectura que debe resguardarse, sino la facilitación y acceso para los turistas a los nuevos yacimientos paleontológicos, arqueológicos descubiertos durante la última década, ya no solamente donde se encuentra funcionando el Parque Cretácico sino en los alrededores de la ciudad.

Durante los últimos tiempo se ha venido dotando de mayores espacios de hospedaje con nuevas ofertas hoteleras modernas y guardando la riqueza patrimonial arquitectónica de la ciudad, asimismo, mayores esfuerzos en la organización de manifestaciones artísticas y culturales como son el Festival Internacional de Cultura, la Entrada Festiva Folklórica con motivo de la celebración de la Patrona Espiritual de los Chuquisaqueños “La Virgen de Guadalupe” para el 8 de septiembre, la fiesta del Carnaval Chuquisaqueño y también el Carnaval Tarabuqueño denominado Pujllay, el 12 de marzo.

Felipe Medina Espada


Cronista de la Ciudad de Sucre